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Si usted se quedó en el Ratón Ayala diciendo que “en
Europa no se consigue”, pues vea, usted atrasa.
Si usted se piensa que lo local es lo más, que no tiene
comparación, que no hay nada mejor que lo nuestro, para lo mejor y para lo
peor, por favor, revea los conceptos.
"Contratapa", columna de opinión emitida en "Hipótesis" el sábado 28 de septiembre de 2013.
Si a usted le dieron ganas de vomitar bilis cuando
escuchó decir que los responsables de la pobreza en nuestra esquizofrénica Rosario,
son las migraciones de paraguayos, bolivianos y chaqueños, vea, reserve un poco
de vómito que queda mucho asco por evacuar.
Porque hay, del otro lado del agua grande, del
Atlántico majestuoso, alguien ¡de la misma familia!, que hace exactamente lo
mismo, sólo que los chivos emisarios de su racismo, son los gitanos.
Manuel Carlos Valls, nacionalizado francés en 1982, se
llama el personaje que destila desprecio envuelto en un ya poco o nada creíble
traje de socialista, porque figúrese, que él, al igual que nuestro crédito
local, el ex intendente y ex gobernador de la provincia, Hermes Juan Binner, pertenece
al partido Socialista. Y esta contra sabe positivamente, lo siente en las
tripas, que en estos momentos, León Blum, Alfredo Palacios, Clara Zetkin, Salvador
Allende y otros, andan al igual que nosotros, vomitando gusanos en sus tumbas.
Manuel Valls es el ministro del interior del gobierno
de François Hollande, presidente francés y socialista…también.
Entonces él, Valls, lo explicó de la siguiente manera,
en los micrófonos de France Inter, una de las radios integrantes de Radio
France, la radio del estado: “Es una ilusión pensar que los problemas de las
poblaciones gitanas se resolverán únicamente a través de la inserción. Hay
evidentemente soluciones de integración, pero concierne solamente a algunas
familias”. Y continuó: “Estos pueblos tienen modos de vida completamente
diferentes de los nuestros, lo que los confronta constantemente con las poblaciones
locales”.
Y aquí viene el corolario: “No hay otra solución que
desmantelar progresivamente sus campamentos y reconducirlos a la frontera”, y, palabras
más palabras menos, concluye que los gitanos deberán volver a Rumania o a
Bulgaria, para eso la Unión Europea, junto con las autoridades búlgaras y rumanas,
deben hacer que esas poblaciones se inserten en sus respectivos países”.
Y fíjese usted una
cosa, decimos: Rumanía y Bulgaria, países de origen de los gitanos malqueridos en
Francia, son también miembros de la Unión desde 2007, lo que confiere a sus ciudadanos,
sean o no descendientes de una minoría maltratada, todos los derechos
garantizados por los tratados. O sea, libre circulación y establecimiento, uno
de los grandes principios de la Unión Europea.
En el 2012 París
expulsó a 13.000 gitanos y en lo que va del 2013 la cifra alcanza los 10.000.
Algo parecido, sino igual a las políticas aplicadas por el anterior gobierno de
Nicolás Sarkozy, políticas de las que hablamos en su momento en esta contra,
con el puntilloso marco histórico y analítico de nuestro Ferrari de cabecera.
La portavoz del
gobierno, Najat Vallaud Belkacem, declaró que Valls cuenta con el apoyo del
presidente Hollande porque aplica una política de firmeza y humanidad. Si la
política de la deportación (fuerte y adecuada palabra), es calificada de
humana, vea, ¡voto a Teresa de Calcuta!
Cuando en 2007 se
firmó la adhesión de Bulgaria y Rumania al bloque comunitario, algunos países
impusieron restricciones laborales, Francia es uno de ellos. Estas restricciones,
también caducarán en 2014. ¡Se le va a llenar de pobres el recibidor a Manuel
Valls!
En estos días, el candidato a diputado nacional
del Frente Progresista Cívico y Social, Hermes Binner, salió a retractarse y a
pedir disculpas por la brutalidad de sus dichos y por haber adjudicado la
responsabilidad de todos los males rosarinos a la llegada de bolivianos,
paraguayos y chaqueños y dijo que “son seres humanos”. Para decir una frase
nunca jamás escuchada, Binner, no aclare que oscurece.
De todas maneras, tanto Hermes Binner como Manuel
Carlos Valls, nos tienen ya acostumbrados a expresiones aborrecibles. Tanto el
uno como el otro, han dado muestras suficientes de orientación y cuáles son los
oscuros objetos del deseo político, objeto secreto de sus desvelos, porque,
vaya coincidencia, ambos están en campaña… y aunque no lo estuvieran…
De repente esta contra recordó que Hipótesis
anduvo blandiendo la Constitución Nacional, cada sábado durante mucho tiempo,
hace algunos años. Un ejercicio no sólo pedagógico, sino un acto político.
Bien, hoy vamos a leer uno de los primeros párrafos de la carta magna francesa.
Póngale la oreja, es cortito y muy clarito y con esto terminamos.
“Francia es una república indivisible, laica,
democrática y social. Asegura la igualdad ante la ley de todos los ciudadanos
sin distinción de origen, de raza o de religión”…