Culminó con un éxito total la Segunda Cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), que sesionó en La Habana durante los días 28 y 29 de enero.
"Con los Ojos del Sur", columna de opinión emitida en "Hipótesis" el sábado 1 de febrero de 2014.
Uno de los
resultados más destacados fue —sin lugar a dudas— el documento
final de 83 puntos titulado “Declaración
de La Habana”,
que establece un marco de consenso para proclamar a la región como
zona de paz, además de encontrarse libre de armas nucleares.
No menor
es el compromiso al que se arribó con el propósito de evitar que
los países de la región puedan ser atacados militarmente y sus
gobernantes destituidos a través de intervenciones y golpes de
Estado. Al tiempo que se alerta sobre la necesidad de evitar que
algunos conflictos intrarregionales se diriman por las armas.
En los
hechos, esta Segunda Cumbre confirmó a la República de Cuba
como un escenario de confianza para que países latinoamericanos
puedan ventilar sus diferencias, como ocurrió con el arribo a La
Habana del Presidente de Chile, Sebastián
Piñera,
y de su colega peruano Ollanta Humala, luego que el día 27 de enero
la Corte Internacional de La Haya emitiera un fallo sobre nuevos
límites marítimos entre los dos países.
La
“Declaración de La Habana” también establece un compromiso de
lucha contra la pobreza, la desigualdad y el deterioro del medio
ambiente, extendiendo —de este modo— los objetivos políticos, a
los planos económicos, sociales y ambientales.
La
presidenta de Costa Rica, Laura Chinchilla, cuya postura política no
es precisamente de izquierda, que recibió del Presidente de Cuba
Raúl
Castro
la nueva presidencia pro
tempore
de la Comunidad
de Estados Latinoamericanos y Caribeños,
señaló en una entrevista desde La Habana que la Cumbre de la CELAC
demostró un amplio poder de convocatoria y capacidad para resolver
problemas prácticos debido a que trabaja por la unidad respetando la
diversidad política de la región y las peculiaridades de cada país.
Un
excelente comentario sobre esta cumbre, sus resultados y la
frustración de los Estados Unidos por su rotundo éxito, escrito por
el periodista cubano Iroel Sánchez, titulado “Peor imposible”,
nos exime de mayores comentarios. Escuchemos…
“Noticia
tras noticia las maniobras contra el éxito de la Segunda Cumbre de
la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) en La
Habana fueron cayendo una tras otra impugnadas por la realidad.
“A
pesar del enorme poder mediático enfilado contra Cuba desde días
previos al evento y de las presiones y conspiraciones para hacerlo
fracasar, el resultado fue una aplanadora pasando sobre las políticas
y acciones desarrolladas desde los Estados Unidos.
“Antes
de la inauguración, desde varios medios de comunicación y sitios
web vinculados a la política de Washington contra Cuba, siempre con
«fuentes que piden el anonimato», se habló de la ausencia de
presidentes que terminaron asistiendo al evento en su casi totalidad.
En el caso de Panamá se explicó oficialmente su ausencia por el
vencimiento el día 1 de febrero de la prórroga de las negociaciones
dentro del conflicto con la empresa española que construye la
ampliación del Canal y se envió un Ministro de gobierno,
desmintiendo a la agencia EFE y los medios de Miami.
“El
intento de convertir en noticia la presencia protocolar del
Secretario general de la OEA en la Cumbre desapareció ante la
avalancha de reconocimientos a Cuba y a la CELAC y el papel anodino
de éste en el evento. El Secretario General de la ONU, Ban Ki-moon,
en vez de recibir a las «Damas» financiadas por los Estados Unidos,
como presionaban los medios, entregó al gobierno cubano un
reconocimiento por su implementación de la lucha contra la violencia
de género y se reunió con Fidel. La desesperación de los Estados
Unidos fue tal que uno de sus diplomáticos intentó orientar a la
prensa acreditada en el evento a través de la red social Twitter.
“Veintiocho
declaraciones fueron aprobadas por consenso en una señal inequívoca
de unidad y como muestra de la capacidad negociadora y el liderazgo
de Cuba. La nota común entre la gran mayoría de los oradores fue la
gratitud a Chávez y Fidel, el elogio al gobierno cubano por sus
políticas solidarias y su capacidad organizativa, además de la
condena al bloqueo de los Estados Unidos.
“Brasil
realizó un acto concreto contra la política de los Estados Unidos
al comprometer más apoyo para la Zona de Desarrollo Económico de
Mariel, cuyo moderno puerto contribuyó a financiar.
“La
participación de varios mandatarios visitantes en la Marcha de las
Antorchas, un homenaje tradicional a José Martí que implica el
desplazamiento a pie por las calles de La Habana en horario nocturno
junto a miles de jóvenes, fue una imagen para el mundo que echó por
tierra años de mentiras.
“El
exitoso trabajo por la unidad no hizo a Cuba abandonar sus posiciones
de principio que es la fuente su autoridad moral. La denuncia del
carácter colonial de Puerto Rico y las históricas posturas
antiimperialistas ocuparon un lugar relevante en el discurso
inaugural del Presidente cubano Raúl Castro. La lectura por Raúl en
el plenario de la Proclama que define a América latina y el Caribe
como Zona de Paz —firmada por todos los Jefes de Estado— que en
su quinto punto recoge «el compromiso de los Estados de la América
latina y el Caribe de respetar plenamente el derecho inalienable de
todo Estado a elegir su sistema político, económico, social y
cultural, como condición esencial para asegurar la convivencia
pacífica entre las naciones» fue un golpe demoledor al injerencismo
de los Estados Unidos en la región y su estrategia anticubana.
“A
lo interno —prosigue la nota—, la intensa cobertura de la
televisión isleña a la Cumbre permitió a los cubanos apreciar de
primera mano lo que ha significado y significa la Revolución cubana
para los latinoamericanos. El tema de la lucha contra la pobreza,
centro de la reunión, brindó una información profunda acerca de la
realidad de la región que no aparece en las telenovelas ni en los
productos audiovisuales que llegan vía Miami y que los medios
cubanos no logran presentar siempre de modo efectivo y creíble.
Incluso, el discurso neoliberal derrotado en las calles y urnas de
Chile que trajo Sebastián Piñera —un represor de estudiantes que
tiene el cinismo de hablar de democracia— contribuyó a la cultura
política de los cubanos al evidenciar su pobreza de argumentos
frente a las palabras de Evo Morales, Rafael Correa, Cristina
Fernández, José Mujica, Daniel Ortega y otros muchos líderes
latinoamericanos y caribeños. Según los medios, Piñera —quien
entregara en marzo (pasado) la presidencia— fue el único de los
líderes invitados que obedeció las orientaciones de la portavoz del
Departamento de Estado y se reunió con una representante de la
«oposición» que pagan los Estados Unidos en Cuba —la admiradora
del dictador Fulgencio Batista, Berta Soler—, lo que es de
agradecer porque sirvió para desmentir el discurso de «represión»
sobre estos personajes lanzado desde algunos medios.
“Si
en su discurso por el 55º aniversario de la Revolución, el
presidente Raúl Castro denunciaba: «…se perciben intentos de
introducir sutilmente plataformas de pensamiento neoliberal y de
restauración del capitalismo neocolonial, enfiladas contra las
esencias mismas de la Revolución Socialista a partir de una
manipulación premeditada de la historia y de la situación actual de
crisis general del sistema capitalista, en menoscabo de los valores,
la identidad y la cultura nacionales, favoreciendo el individualismo,
el egoísmo y el interés mercantilista por encima de la moral», la
celebración de la Cumbre de la CELAC en La Habana ha sido una acción
de contraofensiva que eleva la autoestima de los revolucionarios
cubanos y nos da razón en el camino escogido.
“Peor
imposible para los Estados Unidos y sus planes de recolonización de
Cuba, un país que una vez más ha demostrado estar a la altura del
rol que le asignó José Martí para lo que él llamó «el
equilibrio del mundo», concluye el comentario del periodista cubano
Iroel Sánchez.
Por
nuestra parte, solo nos queda comentar que el sueño de nuestros
libertadores acerca de la Patria Grande ya está en marcha.
Pero
el camino para concretar este sueño está empedrado de enormes
dificultades.
Los
mismos intereses mezquinos que fragmentaron la Patria Grande en el
siglo diecinueve, están trabajando para impedir semejante logro.
Este
no es un sueño romántico. Se trata de una construcción que deberá
contar con el profundo y masivo respaldo de nuestros pueblos de
Latinoamérica y el Caribe.
Hay
y habrá triunfos del imperio y de sus gerentes vernáculos
destinados a impedir este sueño.
La
tarea que se han dado por estos días consiste en desestabilizar a
los gobiernos populares con embates económicos y financieros.
La
respuesta la encontramos en estas palabras del general José de San
Martín, pronunciadas en 1818: “los contrastes de las armas de la
América, son precursores de la libertad”.