EL IMPERIO Y SUS TERRORISTAS

Por Miguel Angel Ferrari
miguelferrari@gmail.com

En la ciudad galesa de Newport, el pasado viernes finalizó una de las cumbres más importantes de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), desde su creación en 1949.


Tres fueron los ejes de la mencionada cumbre.


"Con los Ojos del Sur", columna de opinión emitida en "Hipótesis" el domingo 7 de septiembre de 2014.



En primer lugar, se destaca la aprobación de un Plan de Acción Rápida que contempla una fuerza denominada “Punta de Lanza”, integrada por entre 3.000 y 5.000 efectivos. En rigor, esta formación militar tiene por especial objetivo atacar a la Federación Rusa. Estará destinada a los países limítrofes con Moscú, aunque no permanecerá situada en ninguno de los países integrantes de la OTAN en esa región, en virtud de un acuerdo suscripto en 1997 entre la OTAN y Rusia, que establece la prohibición de estacionar tropas occidentales a lo largo de la frontera rusa.

Obviamente, esta decisión tiene que ver con la situación en Ucrania luego del golpe de Estado que destituyó al presidente Viktor Yanukovich, con el abierto apoyo de occidente.

Todos los medios de manipulación masiva de la información, nos están diciendo que estas medidas son preventivas, ante posibles ataques rusos a sus países vecinos.

Pero es bueno recordar que Zbigniew Brzezinski, uno de los politólogos más importantes de los Estados Unidos, en su trabajo “Una estrategia para Eurasia”, señala —precisamente— que el poder que domine esta región del globo ejercerá su dominio sobre la porción más productiva y con mayor población del mundo.

Para evitar de Rusia sea uno de esos poderes, Brzezinski propone dividir a Rusia en tres países, una Rusia europea, una república siberiana y otro país en el extremo oriente ruso.

Conociendo la opinión de uno de los más destacados asesores de política internacional de los demócratas, en este caso del presidente Barack Obama, ahora se entiende mejor la ofensiva sobre Ucrania y la reciente creación de este Plan de Acción Rápida y el contingente “Punta de Lanza”.

Una segunda determinación de esta cumbre de la OTAN —que terminó este viernes en Gran Bretaña—, inédita desde la creación de esta alianza militar, estuvo dirigida a incrementar el presupuesto de la organización, equivalente a un dos por ciento del Producto Interno Bruto de cada uno de los 28 países integrantes. De ese incremento, un 20 por ciento estará destinado a equipamiento militar antes del año 2025.

El complejo militar-industrial —como se podrán imaginar los oyentes— ya se está frotando las manos, mientras hace sus cálculos.

El tercer tema estuvo centrado en la creación de una gran coalición destinada a derrotar al denominado Califato Islámico, creado por los disidentes de Al Qaeda en el norte de Irak y de Siria. Esta coalición, integrada por los Estados Unidos, Gran Bretaña, Francia, Alemania, Canadá, Australia, Italia, Polonia, Dinamarca y Turquía; contempla bombardear a Siria y a Irak, aunque descarta una operación terrestre.

En declaraciones formuladas al término de la cumbre, el presidente Obama reiteró —además— que, si bien su país no enviará hombres a Siria, trabajará con una "coalición moderada" opositora al presidente sirio, Bashar al-Assad.

No hace falta mucha intuición para advertir que se trata de una jugada a dos puntas: por un lado, el cumplimiento explícito del combate al denominado Califato Islámico; y por el otro, darle continuidad por otro camino a la sistemática intromisión militar en el territorio soberano de Siria.

A propósito de Siria y de los terroristas —del ahora Califato—, recordemos que desde el comienzo de la intervención militar occidental contra Damasco, el gobierno del Bashar al-Assad viene denunciando el accionar de elementos terroristas de diversas nacionalidades. Mientras que el imperio y sus aliados consideraban a estos grupos fundamentalistas como “luchadores por la libertad” en Siria, englobándolos con los escasos combatientes opositores sirios, del autodenominado Ejército Libre Sirio.

En este punto, es muy importante rastrear tanto el surgimiento de estos sectores terroristas, como la instrumentación por parte de los Estados Unidos y sus socios occidentales de la llamada “primavera árabe”. Primavera que, al estar por lo ocurrido en Libia, Egipto y Siria, bien podríamos bautizarla de “crudo invierno”.

Thierry Meyssan, analista francés de política internacional, reflexiona sobre este tema del siguiente modo: “todos han notado la contradicción de los que hasta hace poco calificaban el Emirato Islámico de «combatientes de la libertad», cuando esa organización operaba en Siria, y ahora se indignan ante sus fechorías en Irak. Pero ese discurso —de por sí incoherente— resulta perfectamente lógico en el plano estratégico: los mismos individuos debían ser presentados como aliados ayer, y hoy como enemigos, aunque siempre estuvieron —y siguen estando— a las órdenes de Washington”.

Meyssan revela, en una extensa investigación, el lado oculto de la política estadounidense a través del caso particular del senador John McCain, organizador —según sus investigaciones— de la «primavera árabe» y, desde hace mucho tiempo, interlocutor del califa Ibrahim (el actual jefe de los terroristas que ya decapitaron a dos periodistas estadounidenses).

En esta columna haremos una apretada síntesis de las conclusiones alcanzadas por el analista francés; y, luego, en sucesivos programas ampliaremos esta información.

“Cuando me hallaba en Libia, durante la agresión occidental —señala Meyssan—, tuve la oportunidad de consultar un informe de la inteligencia exterior. El informe decía que el 4 de febrero de 2011 la OTAN había organizado en El Cairo una reunión para iniciar la «primavera árabe» en Libia y Siria. Según el informe, John McCain había presidido la reunión. Aquel documento contenía una lista detallada de los participantes libios, encabezados por el segundo personaje más importante del gobierno libio de la época, Mahmud Jibril, quien había cambiado abruptamente de bando al entrar en aquella reunión para convertirse en el jefe de la oposición libia en el exilio. Recuerdo que, entre los delegados franceses presentes, el informe citaba el nombre de Bernard-Henry Levy, personaje que nunca ha ejercido oficialmente ningún tipo de función en el gobierno francés. Muchas otras personalidades participaron en aquel encuentro, entre ellas una nutrida delegación de sirios residentes en el extranjero”.

Recordemos que el senador John McCain es el líder de los republicanos estadounidenses, que perdió las elecciones presidenciales en 2008 frente a Obama.

Luego de esta reunión, del 4 de febrero de 2011, comenzaron las manifestaciones en Damasco y en la ciudad libia de Benghazi, contra los gobiernos de Bashar al-Assad y Muammar el-Gaddafi.

“El 22 de febrero, John McCain estaba en Líbano. Allí se reunió con miembros de la Corriente del Futuro —el partido de Saad Hariri— a quienes encargó la supervisión de la introducción de armas en Siria organizándolos alrededor del diputado Okab Sakr. Después salió de Beirut para inspeccionar la frontera siria y escoger las localidades, principalmente Ersal, que servirían como bases de retaguardia a los mercenarios que posteriormente participarían en la guerra que ya se estaba preparando.

“Las reuniones que presidió John McCain marcaron claramente el inicio de un plan que Washington había trazado hacía mucho tiempo, plan que preveía que el Reino Unido y Francia atacaran simultáneamente Libia y Siria, conforme a la doctrina de «liderazgo desde atrás» y el anexo del Tratado de Lancaster House firmado entre Londres y París en noviembre de 2010”, puntualiza Meyssan.

El Tratado de Lancaster House —aclaramos nosotros— que fue firmado en la capital británica, por los gobiernos del Reino Unido y Francia, establece la cooperación entre las fuerzas armadas británicas y francesas, el intercambio de materiales y equipos militares, incluyendo la construcción de instalaciones comunes, el acceso mutuo a cada uno de los demás mercados de la defensa y la cooperación tecnológica, incluso en temas de armamento nuclear.
“En mayo de 2013, el senador John McCain estuvo ilegalmente cerca de la ciudad de Idleb, en territorio sirio, donde llegó a través de Turquía para reunirse con líderes de la llamada «oposición armada». El viaje sólo se hizo público a su regreso a Washington”.

“El objetivo de su estancia ilegal en territorio sirio era reunirse con el estado mayor del Ejército Sirio Libre (ESL). Según McCain, el ESL se componía «exclusivamente de sirios» que luchan por «su libertad» contra la «dictadura alauita»”.

Como prueba del encuentro, los organizadores del viaje publicaron una fotografía en la que aparecen ocho personas y se puede ver claramente al senador McCain dialogando con Ibrahim al-Badri, el actual líder del terrorista Emirato Islámico, quien ahora —en su carácter de califa— se autodenomina como Abu Bakr al-Baghdadí.

Es muy importante remarcar que Ibrahim al-Badri, alias Abu Du’a, el actual al-Baghdadí, figuraba desde el 4 de octubre de 2011 en la lista de los cinco terroristas más buscados por la justicia estadounidense, con una recompensa de hasta 10 millones de dólares para quien contribuyese a su captura. Y desde el 5 de octubre de 2011, su nombre había sido incluido en la lista del Comité de Sanciones de la ONU como miembro de al-Qaeda.

Vale decir que el actual jefe del sanguinario Califato Islámico, estuvo reunido con John McCain un año y medio después de haber sido catalogado como terrorista por los Estados Unidos y las Naciones Unidas. McCain estuvo reunido a sabiendas con un calificado terrorista para dar cumplimiento a los planes del imperio y de sus aliados británicos, franceses e israelíes, en esta región del Medio Oriente.

“Pero eso no es todo —agrega el investigador francés—. Un mes antes de su encuentro con el senador estadounidense John McCain, Ibrahim al-Badri, bajo el nombre de guerra de Abu Bakr al-Bagdadi, había creado el Estado Islámico en Irak y el Levante (EIIL), siendo todavía miembro del estado mayor del «moderado» Ejército Sirio Libre”.

Ahora, como ocurrió con Al Qaeda, los aliados del imperio cortan el cordón umbilical con sus progenitores y desarrollan políticas no acordadas con Washington. Es allí cuando los “combatientes de la libertad” que se proponían derrocar al gobierno sirio, se convierten en los terroristas que hay que bombardear, como lo está haciendo en estos momentos Obama en Irak y la OTAN se propone hacerlo en Siria, para “defender la democracia”.

Esto es solo la punta del iceberg.


En sucesivos programas hablaremos acerca de: cómo Arabia Saudita comienza a soltarle la mano a los terroristas del Califato, mientras Turquía e Israel comercializan el petróleo robado por los yihadistas en Irak.