EL CAPITALISMO EN LOS TIEMPOS DEL EBOLA

Por Miguel Angel Ferrari
miguelferrari@gmail.com

La epidemia de ébola desatada en tres países del África occidental ha puesto al mundo en vilo.

El director general adjunto de la Organización Mundial de la Salud, doctor Bruce Aylward, manifestó que si no se incrementan las medidas para contener la crisis en los próximos sesenta días, "mucha más gente morirá" y será necesario enfrentar en el terreno el aumento veloz de las infecciones. 


"Con los Ojos del Sur", columna de opinión emitida en "Hipótesis" el sábado 18 de octubre de 2014.


La Organización Mundial de la Salud —a principios de esta semana— estableció la cifra de muertos por ébola en 4.447, casi todos ellos en África occidental, y señaló que el número de casos probables y sospechados era de 8.914; al tiempo que estimó que podría haber diez mil casos nuevos por semana en dos meses.

Los grandes grupos mediáticos, que comenzaron a mencionar al ébola solo cuando sus efectos mortales empezaron a rozar a Occidente, poco o nada dicen de las causas profundas que permiten que esta enfermedad se convierta en un flagelo para la población, especialmente de menores recursos. Tampoco difunden la labor de solidaridad que personas, entidades y países realizan para —aunque más no fuera— paliar esta terrible dolencia.

Uno de estos héroes anónimos ha contado su experiencia. Se trata de José Luis Garayoa, un misionero agustino español que lleva años en Sierra Leona y que incluso ha llegado a ser secuestrado por defender a los más débiles.

El misionero explica cuáles son las dificultades socio-políticas a las que se enfrenta la población de este país africano y su directa relación con la enfermedad.

Amigo de Manuel García Viejo, el misionero que falleció en Madrid por el ébola, Garayoa dice que no vino “a hacer turismo humanitario como hacen algunos para hacerse fotos y subirlas a Facebook" y destacó de él su entrega no porque fuera misionero ya que según indicó "tengo un santoral completito de ateos", gente que se ha quedado en África, médicos y enfermeros que siguen jugándose la vida. "Son ateos declarados pero yo les digo... rogad por nosotros".

Conociendo como pocos el continente africano, Garayoa asegura: "llevamos mucho tiempo desde la Conferencia de Berlín, donde nos repartimos África y desde entonces nos la seguimos repartiendo” y agrega que a este continente solo “se lo ve como una fuente de ingresos".

A propósito de la Conferencia de Berlín, celebrada en esta capital entre noviembre de 1884 y febrero de 1885, no podemos dejar de recordar que en ella las grandes potencias europeas, especialmente el Reino Unido de Gran Bretaña, Francia y la Alemania de Bismarck, abordaron los problemas que planteaba la expansión colonial en Africa y dieron los pasos necesarios para perpetrar su reparto.

Se estableció que todo el territorio del continente africano, era susceptible de ser apropiado con el uso de la fuerza. Solo se respetaron dos países: Etiopía y Liberia, a los que se consideró soberanos.

En los años sesenta del siglo pasado, en plena Guerra Fría, la mayoría de los países lograron su independencia política, pero en casi todos los casos continuó la real dependencia de las ex metrópolis.

Europa y los Estados Unidos se encargaron de derribar a los gobiernos progresistas que se proponían una alternativa realmente soberana, inclusive recurriendo al asesinato como en el caso de Patrice Lumumba en el Congo.

Hasta llegar al día de hoy, con la mayoría de los países africanos gobernados por élites corruptas que facilitan los negocios de las corporaciones, adhiriendo a las políticas neoliberales.

Por su parte, el Centro para el Control de Enfermedades del gobierno federal de los Estados Unidos —uno de los centros de mayor prestigio y reconocimiento internacional, perteneciente al Servicio de Salud Pública estadounidense—, publicó en setiembre de este año un informe sobre la epidemia creada por el virus del ébola en el que puntualizaba que “los casos de ébola podrían expandirse en una cantidad que podría variar de 550 mil casos a un millón 400 mil en los primeros cuatro meses”. El mismo informe cuestionó las cifras proporcionadas por la Organización Mundial de la Salud sobre el número de casos de la enfermedad causada por el virus del ébola y el número de muertos. Este centro señalaba que probablemente los números sean mucho mayores, alrededor de 20.000 casos de afectados por la enfermedad. Y enfatizaba que era probable que el número de nuevos casos de afectados y de muertos aumentara exponencialmente, pasando de cientos de casos a miles por semana.

Este informe también indicaba que hoy la epidemia se centra en tres países del oeste de África: Liberia, Sierra Leona y Guinea; donde las infraestructuras de higiene, salud pública y servicios sanitarios son muy deficientes.

A ello, nosotros le agregamos que esas infraestructuras han empeorado en los últimos años, como consecuencia de las políticas de ajuste del gasto público, incluyendo el gasto público sanitario. Estas políticas neoliberales —que involucran a los tres países africanos mencionados— fueron impuestas también a la inmensa mayoría de los gobiernos de Africa por el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial.

“El primer caso que se conoce del ébola, según el Centro para el Control de Enfermedades del gobierno federal de los Estados Unidos —señala el especialista Vicenç Navarro—, se detectó en el antiguo Zaire, en el año 1976, donde se inició su transmisión como consecuencia de las condiciones muy poco higiénicas de los servicios hospitalarios en aquel país, con la utilización de jeringas pobremente esterilizadas. Un nuevo brote se registró en Sudán en 1979, con 34 enfermos y 22 muertos. Y más tarde, hubo uno en Zaire de nuevo. El escaso conocimiento del comportamiento y la naturaleza del virus explica que no se hayan elaborado fármacos que puedan curar la enfermedad, una situación muy común en enfermedades que se presentan con mucha mayor frecuencia en los países llamados pobres. La industria farmacéutica no presta atención a enfermedades y pacientes que no son rentables. Hay muchos casos como este. Y la bien conocida insensibilidad de los Estados de los países ricos hacia el bienestar de las poblaciones de los países llamados pobres explica la escasa atención hacia este tipo de enfermedades, al considerar erróneamente que no les afectarán. El SIDA demostró, sin embargo, el error de estos supuestos”, concluye Navarro.

Pero esta tremenda insensibilidad de la industria farmacéutica internacional —ahora decimos nosotros— no es la única responsable de esta enfermedad. El factor más importante, sin lugar a ninguna duda, es la existencia y la prolongada permanencia en el tiempo de la extrema pobreza en estos países. Países condenados por la Conferencia de Berlín en el siglo XIX, como decíamos, al saqueo y la violencia por parte de los “civilizadores” europeos.

La mayoría de las economías de estos países africanos están, en gran medida, en manos de grupos financieros y económicos que obtienen su riqueza sin derramar ni un centavo hacia el resto de la población.

Liberia, Sierra Leona y Guinea alcanzan aproximadamente a 20 millones de habitantes. Como se podrán imaginar la casi totalidad de estos seres humanos viven en la pobreza y en la indigencia.

Los habitantes de estos países forman parte de la mitad más pobre de la población mundial; de esa población mundial que posee la misma riqueza que las 85 personas más ricas del mundo.

Sí, escucharon bien… según Oxfam, una confederación internacional que trabaja en 90 países, para combatir la pobreza… las 85 personas más ricas del mundo, sumadas, poseen la misma riqueza que la mitad más pobre de todo el planeta.

¿Les parece absurdo (además de tremendamente injusto)?

Esto no es otra cosa que la tan promocionada globalización capitalista. El capitalismo no es solo el sistema que se halla dentro del perímetro de los países más desarrollados. El capitalismo es todo.

La acumulación originaria surgida del saqueo de las riquezas de nuestra América desde la conquista, contribuyó a dar origen a ese nuevo sistema que se estaba gestando en Europa, al que posteriormente se llamó capitalismo.

Del mismo modo que sería impensable un capitalismo europeo sin el saqueo de nuestras tierras. En la actualidad, también es impensable el capitalismo asentado en el Occidente político, sin el permanente saqueo de las riquezas de los países periféricos a ese centro desarrollado.

Esta idea ha sido magistralmente desarrollada por el geógrafo marxista británico, David Harvey, quien acuñó el concepto de acumulación por desposesión.

Esta nueva forma de acumulación, consiste en el uso del método de la acumulación originaria para mantener el sistema capitalista, mercantilizando ámbitos hasta entonces cerrados al mercado.

Mientras la acumulación originaria supuso una etapa, más o menos prolongada, que —como decíamos— sentó las bases materiales de la nueva sociedad capitalista. La acumulación por desposesión es permanente. Opera todos los días.

Este capitalismo senil —que no está dispuesto a morir— necesita para su sobrevivencia despojar permanentemente tanto a los países dependientes o de menor desarrollo, como a su propia población (casos de varios países de la Unión Europea).

Los tres países africanos mencionados, epicentro de la epidemia de ébola, junto a Bangla Desh y Haití, constituyen —gracias a las recetas neoliberales— los cinco países cuyos gastos públicos sanitarios, por habitante, son los más bajos del planeta.

Las privatizaciones en materia de salud y salubridad, y la disminución de los presupuestos para esas áreas, impuestas por el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial, para acceder a refinanciar sus deudas externas (seguramente fraudulentas), son las llamadas condicionalidades exigidas por la usura internacional.

Nada de esto se dice a través de los grandes medios manipuladores de la información.

También se retacea la noticia de que Cuba envió a los tres países africanos —por estos días— 165 médicos y paramédicos.

Ah… pero quédense tranquilos… el presidente Barack Obama acaba de designar a Ron Klain, como el “zar” de la lucha contra esta terrible enfermedad… que se sumará a los 3.000 soldados que Washington  enviará al Africa a para combatir el ébola… suponemos que no será a tiros.