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La semana pasada el Juez de la Corte Suprema de Justicia de la Nación, Eugenio Zaffaroni, en el marco de una visita que realizara al Chaco para participar de una charla sobre la reforma constitucional de 1994, afirmó, entre otros conceptos que “Sin una pluralidad de medios no hay información suficiente, y el monopolio u oligopolio de medios es análogo a los autoritarismos de mediados del siglo pasado. En América Latina, en este genocidio por goteo que estamos viviendo, el equivalente de los judíos de la Shoah, son los pibes de nuestros barrios precarios, que están muriendo por miles. Y Televisa, Rede Globo, TV Azteca, lo minimizan”.
“Contratapa”, columna de
opinión emitida en “Hipótesis” el sábado 10 de enero de 2015.
La comparación del magistrado, provocó un ataque de urticaria a la DAIA , institución que se
autoproclama la representante de toda la comunidad judía de la Argentina , al punto tal
que exigió que Zaffaroni se retracte, que se disculpe.
No vamos a rememorar en esta contra el papel de la DAIA cuando el atentado a la AMIA porque no nos va a dar
el tiempo. Pero como siempre decimos, los mejores remedios son la Memoria , la Verdad y la Justicia.
Esta contra va a compartir con ustedes el artículo de opinión del
sociólogo Jorge Elbaum, ex director ejecutivo de la DAIA aparecido en el Página
12 del martes pasado, el 6 de enero, casi casi se lo propongo como un buen
regalo de Reyes, préstele la oreja.
Comienza
Elbaum:
“La DAIA cuestionó recientemente
al ex integrante de la
Corte Suprema Raúl Eugenio Zaffaroni por comparar el
Holocausto (Shoá) que sufrieron los judíos durante la Segunda Guerra
Mundial con el ‘genocidio por goteo’ que sufren los sectores populares en
América latina desde hace siglos. La declaración de la organización hebrea,
quien se auto instituye como ‘representante político de la comunidad judía
argentina’ –prerrogativa como mínimo inconsulta– calificó de inaceptables las
expresiones del jurista, al considerarlas una forma de ‘banalización’ de la Shoá ”.
“La
acusación realizada por la DAIA
merecería la indiferencia –sobre todo por el nivel de ignorancia que incluye–
si no tuviera varias implicancias necesarias de esclarecer: por un lado, el
hecho de que Zaffaroni es el más importante académico que ha trabajado aspectos
ligados a la discriminación en nuestro país, y quien más ha aportado a la
enseñanza y la difusión de la problemática de la Shoá. Sus escritos sobre
los campos de exterminio no sólo son leídos en los claustros académicos
argentinos y latinoamericanos, sino que han formado a miles de estudiantes de
grado y posgrado con contenidos de criminología crítica, ligados a fenómenos de
genocidio y crímenes contra la humanidad. Su cátedra de Derecho Penal en la Universidad de Buenos
Aires fue el primer lugar en la
Argentina donde la temática tuvo un estatus de investigación
sistemática y donde sus discípulos edificaron los seminarios donde únicamente
se enseña historia de la Shoá ”
“En segundo
término, el cuestionamiento de la
DAIA aparece como asombroso cuando el propio Zaffaroni ha
sido el prologuista de los anuarios que esa institución ha dedicado a relevar
la judeofobia y otras formas de discriminación en la Argentina y ha sido,
reiteradamente, orador central de los actos de rememoración del Holocausto por
ser uno de los más importantes conocedores del tema”
“En la
declaración del último fin de semana –amplificada morbosamente por el diario
Clarín– se consigna: ‘Las expresiones de Zaffaroni son inaceptables. La Shoá no debe compararse con
ninguna otra situación. Hay infinidad de calificativos para graficar
situaciones como para usar uno tan caro a la sensibilidad de la comunidad judía
toda’. Esta sola apreciación exigiría que los dirigentes de la DAIA realicen un seminario
intensivo de capacitación sobre la temática: en su inducción deberían leer como
bibliografía obligatoria los textos de quien es el máximo referente actual de la Shoá a nivel mundial, el
investigador Yehuda Bauer: ‘Obviamente, el Holocausto fue un genocidio y, por
lo tanto, no sólo puede, sino que debe ser comparado con otros eventos
genocidas de similar naturaleza o calidad. El paralelo principal entre éste y
otros genocidios es el hecho del asesinato en masa, que es bastante obvio. Otro,
principal y paralelo se encuentra en el sufrimiento de las víctimas, que es
siempre el mismo. No hay gradaciones de sufrimiento, y no hay mejores
asesinatos o torturas o violaciones que otros. El sufrimiento de las víctimas
es siempre el mismo, y desde ese punto de vista no hay diferencia entre judíos,
polacos, roma (gitanos), rusos, darfurianos, tutsis o cualquier otra persona’”
Continúa
Jorge Elbaum: “Mientras Zaffaroni advierte que en América latina la
discriminación, el desprecio y la inferiorización siguen generando
marginalización –y los medios la amplían al construir ‘enemigos peligrosos’–, la DAIA mira su desteñido
ombligo haciendo oídos sordos a la vulnerabilidad que la discriminación produce”
“Mientras
Zaffaroni nos señala el genocidio neocolonial que se expresa –también– en los
43 normalistas de Ayotzinapa, la ‘representación política’ repudia a quien se
alarma por esta sangría. Y al mismo tiempo enmudece frente a quienes se
encargan día a día de instalar la idea de que ‘los pibes pobres son chorros’,
cosificando a quienes tienen ya bastante con vivir en condiciones de
vulnerabilidad”
“El mapa de
la discriminación en Argentina, publicado por el Inadi, nos muestra que los
grupos más desvalorizados a nivel social son los bolivianos, paraguayos,
pueblos originarios, las mujeres y los discapacitados. Quizá sería hora de que la DAIA pusiera atención en esos
colectivos que son ‘los judíos de nuestra época’. La llamada de atención
realizada por Zaffaroni debiera ser tomada en cuenta por la DAIA para indagar acerca de
la difusión, reproducción, ampliación o indiferencia que producen los megáfonos
virtuales en relación con una problemática que produce trescientos femicidios
anuales, miles de pibes asesinados por su sola condición de ‘morochos’ –como el
caso Arruga– y múltiples formas del sufrimiento social por ‘portación de cara’,
obesidad u orientación sexual no hegemónica”
“Además de
la ignorancia evidenciada por las declaraciones de la institución de la calle
Pasteur, es indudable la presencia de una raigambre ideológica: la DAIA viene –velozmente, en
caída casi libre– transformándose en vocera de los sectores opositores al
gobierno nacional. Abandona, de esta manera, la misión por la que fue fundada
en 1935, cuando el rol central estaba constituido en ‘la lucha contra el
fascismo, la judeofobia y toda forma de discriminación’. Las declaraciones de
sus actuales dirigentes debieran estar orientadas a condenar al racismo que
todavía sufren los colectivos marginados, repudiar el desprecio que sufren los
bolivianos cuando son considerados ‘bolitas’ o enfrentar la habitual asociación
entre musulmanes y terrorismo, con la que se humilla a mil trescientos millones
de islámicos en los canales de TV, el cine o los juegos de PlayStation”
“La
tergiversación de la misión original de la DAIA es lo que le permite al vicepresidente de la DAIA , Waldo Wolf, solicitar
que Zaffaroni ‘recapacite y exprese a la brevedad la correspondiente
retractación a estas desafortunadas e inoportunas declaraciones’”
“Quizá,
frente al desaguisado –que mixtura ignorancia y embanderamiento opositor–,
podrían invitar a Raúl Eugenio Zaffaroni para que ofreciera una conferencia
acerca de qué es, qué fue la Shoá
y cuáles son sus correlatos y herencias contemporáneas. En esa oportunidad
tendrían la gran posibilidad de aprender algo acerca de la lógica de los campos
de exterminio y –sobre todo– de pedirle disculpas”
Jorge Elbaum