OBAMA Y LOS GOLPES BLANDOS

Por Miguel Angel Ferrari
miguelferrari@gmail.com

El próximo martes el presidente Barack Obama arribará a Cuba. La última visita de un mandatario estadounidense a la Isla se produjo hace 88 años.

Una histórica visita en el marco del descongelamiento de las relaciones entre estos dos países.


“Con los Ojos del Sur”, columna de opinión emitida el sábado 19 de marzo de 2016.


Descongelamiento que promete ser bastante prolongado, en razón de la continuidad del bloqueo económico, financiero y comercial impuesto por Washington a La Habana durante los primeros tiempos de la revolución. No olvidemos que los Estados Unidos siguen ocupando ilegalmente parte del territorio cubano en la provincia de Guantánamo, con la cárcel todavía en funcionamiento.

Cuba recibirá a Obama con la dignidad que ha mostrado durante estos últimos 57 años. Ejemplo para todo el continente y particularmente para nuestro país, donde dirigentes supuestamente progresistas venden sus principios por un plato de lentejas.

Luego vendrá a nuestro país con la satisfacción de encontrarse en territorio amigo, recuperado para los intereses del occidente capitalista.

Con esta visita, que reforzará los lazos políticos y económicos del imperio con nuestro gobierno, se firmarán acuerdos que pueden comprometer nuestra soberanía. Habrá que estar atentos a temas tales como la lucha contra el narcotráfico (legítima y necesaria lucha) en el marco de la fracasada política estadounidense en la materia.

México y Colombia son el claro ejemplo de lo que no hay que hacer para erradicar este cáncer de nuestras sociedades. Decenas de miles de muertos e incontables violaciones a los derechos humanos, ponen de manifiesto el peligro del accionar de la DEA y el Pentágono.

Con la sombra del Plan Cóndor y de la Doctrina de la Seguridad Nacional sobre sus espaldas, el presidente Obama respondió afirmativamente al pedido de las Abuelas de Plaza de Mayo sobre la apertura de los archivos estadounidenses relacionados con el accionar de la dictadura cívico-militar de la Argentina.

Un gesto positivo que no alcanza para minimizar el perverso rol de Washington en el Cono Sur del hemisferio.

El secretario de Estado, Henry Kissinger, dio luz verde en octubre de 1976 a la represión de la dictadura militar y urgió al gobierno de Jorge Rafael Videla a terminar rápidamente el trabajo para evitar problemas en el Congreso norteamericano, según se desprende de  documentos desclasificados del Departamento de Estado a principios de este siglo.

"Nuestra actitud básica es que estamos interesados en que tengan éxito. Tengo una visión a la antigua de que los amigos deben ser apoyados. Lo que no se entiende en los Estados Unidos es que ustedes tienen una guerra civil. Leemos sobre los problemas de los derechos humanos, pero no el contexto. Cuánto más rápido tengan éxito, mejor", le dijo Kissinger al entonces canciller de la dictadura argentina, almirante César Guzzetti, el 7 de octubre de 1976, en una reunión en el hotel Waldorf Astoria, en Nueva York.

Mientras Obama visita Cuba y la Argentina —el supuesto infierno y el supuesto paraíso— en Brasil continúa el golpe de Estado de baja intensidad y larga duración, promovido y activado por la Casa Blanca y el Pentágono.

El accionar del partido Judicial contra Luiz Inacio Lula Da Silva, es el peldaño más alto de la escalada golpista. La derecha brasileña tratará por todos los medios de evitar que Lula sea el candidato presidencial en las elecciones de 2018. Su triunfo pondría en grave peligro la restauración neoliberal emprendida en la región, de la cual la Argentina es el lamentable primer eslabón.

El papel reaccionario del gobierno argentino, solo puede ser desactivado por una alternativa progresista en Brasil. Si ello no ocurriere el macrismo tendrá vía libre para agredir al proceso boliviano, con el pretexto de la lucha contra el narcotráfico; inclinará el platillo de la balanza hacia la Alianza Pacífico (tal como se lo propondrá la semana que viene Obama al presidente Macri); acosará al gobierno de Venezuela con los dos supuestos presos políticos, mientras aceitará las relaciones con el derechista gobierno mexicano que tiene centenares de presos políticos y decenas de asesinados, respecto de los cuales el presidente argentino no dijo una sola palabra.

A las masivas marchas protagonizadas por una parte importante de la población brasileña, contra el gobierno de Dilma Russeff, ayer se sucedieron en todo Brasil marchas del Partido de los Trabajadores, de la Central Unica de Trabajadores, del Movimiento de los Sin Tierra, entre otras organizaciones, en defensa de la democracia y contra el golpe de Estado, que muchos opositores solicitan que sea militar.

Sucesión de triunfos y derrotas de dominantes y dominados, que marcarán este largo siglo de agonía capitalista. Y —posiblemente— también el próximo.