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Durante su visita a China —en setiembre del año
pasado— el presidente de facto de Brasil, Michel Temer, se reunió con un grupo
de empresarios. Era su primer viaje internacional desde que la ex presidenta
Dilma Rousseff, del Partido de los Trabajadores, fue destituida como presidenta
de Brasil, mediante un golpe de Estado parlamentario.
Allí, uno de los empresarios chinos saludó
calurosamente al presidente brasileño —ante un amplio auditorio— con un entusiasta
“welcome, Mister Fora Temer” [Bienvenido, Señor Fuera Temer]. Su saludo se
volvió mundialmente famoso.
“Con los Ojos
del Sur”, columna de opinión emitida el sábado 18 de marzo de 2017.
Puro humor involuntario: el empresario debió haber visto tantos
carteles, fotografías y camisetas provenientes de Brasil con el “Fora Temer”,
que terminó por creer que aquél era el nombre y el apellido del nuevo
presidente.
La anécdota es una metáfora perfecta de cómo la mayor parte de los
brasileños recibe al nuevo ocupante del Palacio de la Alvorada , la Residencia Oficial
de los presidentes brasileños. En las manifestaciones públicas que han tenido
lugar en varias ciudades de Brasil desde que Temer tomó posesión, el político
es tildado de golpista, usurpador y traidor. Tiene un rechazo superior al 70 por
ciento y, según la encuestadora más importante del país, Datafolha, tan solo 14
por ciento de los brasileños cree que el suyo es un buen gobierno.
El ex vicepresidente de Rousseff no puede hoy aparecer en actos
públicos sin ser abucheado por las multitudes, como se vio en la apertura de
los juegos olímpicos, en la de los paralímpicos, en la conmemoración de la Independencia
brasileña y —recientemente— en el carnaval carioca.
El rechazo es generalizado y la crisis política brasileña no cesa.
A menos de un año de haber asumido la presidencia de la República , nueve de sus
ministros debieron renunciar a sus cargos por estar incursos en delitos de
corrupción.
Durante esta semana, la Avenida Paulista
—emblemática arteria de la megalópolis de São Paulo—, del mismo modo que en
decenas de ciudades brasileñas, fue colmada por varios centenares de miles de
personas en repudio a las políticas neoliberales del señor “Fora Temer”.
Una de las medidas que enardeció a la ciudadanía fue el proyecto
de reforma previsional, enviado al Congreso en diciembre del año pasado.
Si bien el básico de la
jubilación continuaría siendo el salario mínimo en vigor en cada momento (en la
actualidad equivale a 260 dólares), la edad mínima de 65 años para jubilarse no
será fija: subirá al menos dos veces hasta 2060, llegando a los 67 años. Por su
parte, sube de 60 a
65 la edad mínima para que las mujeres se jubilen.
Pero el cambio que más
polémica ha generado, es la obligación de cotizar durante 49 años para poder
tener derecho a una jubilación integral, tanto para el sector privado como el
público. Es decir, si alguien quiere jubilarse con la edad mínima (65 años) y
recibir la asignación integral, deberá comenzar a contribuir con 16 años de
edad; caso contrario —según sean los años de aportes— recibirá la jubilación en
porcentajes equivalentes a sus respectivos aportes.
Una verdadera afrenta a
los trabajadores y trabajadoras, que viene a sumarse a las políticas de ajuste
que está implementando este gobierno de facto en los escasos siete meses de su
ilegal asunción.
Volviendo a las multitudinarias
marchas y actos de esta semana, con la asistencia en todo el país de más de un
millón de personas, digamos que el de São Paulo contó con la enérgica
intervención de Luiz Inácio “Lula” da Silva durante el cierre de esta enorme
concentración.
Allí proclamó que no
dejará de dar pelea hasta que se haya restablecido la democracia y deploró la
reforma previsional de Michel Temer que está “cada vez más solo en la defensa
del ajuste ortodoxo”, puntualizó.
Lula fue ovacionado
cuando dijo “el golpe entronizó a un ciudadano sin ninguna legitimidad para
acabar con las conquistas sociales del pueblo”.
Su participación en el
cierre de esta “jornada nacional de lucha”, organizada por movimientos
populares y sindicatos, y su decisión de recorrer Brasil recuerda la actitud adoptada
por Lula —en 2005— para enfrentar el primer intento de golpe mediático-judicial
bautizado como el “Mensalao”. En ese entonces, el presidente revirtió la
campaña de desprestigio y desinformación tutelada por la cadena “O Globo” y
finalmente fue reelecto para un segundo mandato en octubre de 2006
Ayer se cumplieron tres
años desde el inicio de la primera fase de la Operación “Lava Jato”.
Esta operación contra la
corrupción, que se considera la más grande en la historia brasileña, recibió ese nombre
debido al uso de una red de estaciones de servicio, donde se lavan autos con
agua a presión, sistema que en Brasil denominan como Lava Jato. En estas
fachadas se movían valores de origen ilícito
En el entorno de esta
investigación permanecen detenidas decenas de personas, entre las que se
encuentran el expresidente de la
Cámara de Diputados, Eduardo Cunha; el exministro de la Casa Civil , José Dirceu;
el exgobernador de Río de Janeiro, Sérgio Cabral, y el exministro de Hacienda y
de la Casa Civil ,
Antônio Palocci.
Se espera que en los próximos días el
proceso comience una nueva etapa, cuando el Procurador General de la República , Rodrigo Janot,
haga pública una lista en la que dará a conocer a nuevos investigados, después
de la toma de declaración de directivos y exdirectivos de la empresa Oderbrecht,
el grupo económico más comprometido con estos actos de corrupción.
Para el presidente de facto, Michel Temer, el
contenido de este listado es de temer. No se descarta que su nombre esté
incluido en la mencionada nómina.
Por
su parte, el pasado jueves tres grupos europeos ganaron por un monto de casi 470
millones de dólares las concesiones para operar cuatro grandes aeropuertos del
país: Salvador, Fortaleza, Porto Alegre y Florianópolis.
El paquete de privatizaciones
diseñado por el gobierno de Michel Temer y anunciado el pasado año prevé la
venta o concesión de 34 proyectos de infraestructura entre los que se
contemplan, además de estos cuatro aeropuertos, terminales de carga,
carreteras, ferrovías, centrales hidroeléctricas y áreas de minería, petróleo y
gas.
Como si
esta catástrofe que vive el hermano país no fuera suficiente, ayer la policía convocó a una conferencia de prensa para
anunciar su
"mayor operativo de la historia" para desmantelar un esquema de
adulteración de carnes en la que participaban los frigoríficos JBS y BR Foods. Estas dos empresas son exportadoras de carnes bovinas y de pollo
a Europa y Asia, entre
otros destinos.
En una de las
conversaciones interceptadas por la policía dos miembros de esa organización
comentan irónicamente que un embarque de carne que fue rechazado en
Europa por tener salmonella fue reciclado para los consumidores brasileños. El operativo reveló, luego de una
prolongada investigación, un sistema en el que esas y otras empresas pagaban coimas a fiscales del área de sanidad
del Ministerio de Agricultura que autorizaban la venta de carnes vencidas, y
hasta de animales muertos por enfermedades.
El ministro de Justicia, Osmar Serraglio —quien
asumió hace pocos días— fue citado por su presunta vinculación con uno de los
funcionarios corruptos con
quien habló por teléfono, según consta en las grabaciones de los
investigadores.
En esa grabación
el ministro de Justicia —que pertenece al Partido Movimiento Democrático
Brasileño (PMDB), al igual que el jefe de Estado Michel Temer— aparece
acordando con los empresarios corruptos.
En
medio de tanto lodo neoliberal, lo destacable es que las grandes avenidas
brasileñas, que hasta no hace mucho albergaban a caceroleras y caceroleros contra
la presidenta Dilma Rousseff, que incluso llegaron a pedir un golpe de Estado
militar… esas mismas avenidas… ahora le prestan el marco a enormes
manifestaciones populares por el retorno a la democracia… por elecciones ya…
por la convocatoria a una Asamblea Constituyente… contra el golpe de Estado
apoyado por los Estados Unidos y el gobierno argentino…y, por si esto fuera
poco, esta lucha popular está encabezada por el ex presidente Lula, a quien la
llamada “justicia” brasileña trata de encontrarle delitos que no ha cometido
para interrumpir su campaña presidencial (en los hechos ya desatada), siendo el
candidato favorito según todas las encuestas de opinión.
¿Le
suena?
¿No
le parece que es muy similar a lo que está ocurriendo en un país que todos conocemos…
gobernado por el señor “Fora Macri”?