"Apertura" emitida en "Hipótesis" el sábado 19 de agosto de 2017.
AUDIO
Lo ocurrido en Barcelona y en Cambrils, provincia de Tarragona, es
horrendo, monstruoso y mil veces repudiable.
Pero más repudiable, es que la vida de inocentes sea segada por
culpa de quienes —desde el gobierno español y su clase dominante, además de sus
aliados occidentales— han generado acciones que desembocaron en esta masacre
fundamentalista.
¿O, acaso no sabemos que España es el sexto exportador del mundo
de armamento pesado?
¿O, acaso no sabemos que España factura cuatro mil millones de
euros anuales por exportación de sus productos bélicos?
¿O, acaso no sabemos que España es uno de los principales
fabricantes y exportadores de las bombas de racimo y de las minas
antipersonales, usadas —para tomar un solo ejemplo— en Libia en 2011?
En el sitio de Internet “Portal Libertario”, un informe elaborado
por el analista Alberto Serra puntualiza que “en
2009, después de la ofensiva militar Plomo fundido, efectuada por el ejército
israelí en la franja de Gaza, en la que murieron 1.380 palestinos, España
realizó exportaciones a Israel por valor de unos 800.000 euros, de los que 624.000
correspondieron a bombas, torpedos, cohetes y misiles”.
El autodenominado Estado Islámico o ISIS por su sigla en inglés,
se ha arrogado la autoría de este aberrante atentado terrorista.
¿Cuántas veces en Hipótesis hemos señalado que esta organización
fundamentalista que nació de Al Qaeda, contó también con la paternidad de
varios gobiernos occidentales, en especial el de los Estados Unidos?
Efraim Inbar, director del Centro de Estudios Estratégicos de
la Universidad
ortodoxa Bar-Ilan de Tel Aviv, advirtió en una entrevista que le realizó
el periódico “Israel Hayom” que "solo la locura estratégica que
actualmente prevalece en Washington (todavía ejercía la presidencia Barack
Obama) puede considerar que incrementar el poderío del eje Moscú-Teherán-Damasco
cooperando con Rusia en contra del Estado Islámico es un resultado
positivo".
Más
adelante este académico israelí —asesor del premier
Benjamín Netanyahu— agrega: "El desagrado de Occidente por la brutalidad e
inmoralidad del Estado Islámico no debería confundir la claridad estratégica
(…) la estabilidad no es un valor en sí mismo"
sino que "solo es deseable si sirve a nuestros intereses". En
este sentido, Efraim Inbar advierte que la derrota de la organización
terrorista "alentaría la hegemonía iraní en la región" y que la
"Administración de Obama ha legitimado a Irán como un actor
responsable que combate al Estado Islámico" para
"justificar" el acuerdo en materia nuclear con Irán.
Las acciones terroristas realizadas en Barcelona durante esta
semana, vuelven a poner sobre el tapete el crudo tema del terrorismo.
Este tema lo tratará nuestra compañera Ester Stekelberg, a través
de una entrevista, en su Contratapa.
También hubo actos criminales en la ciudad de Turku, en Finlandia,
donde murieron dos personas apuñaladas y seis quedaron heridas. Si bien todavía
no se ha establecido el móvil de estos asesinatos, todo hace pensar en otro
acto terrorista, de similar origen.
A su vez —no está de más decirlo— en Siria, en Yemen, en Irak, en
Afganistán, para solo citar algunos sitios del planeta, todos los días la
población civil es víctima del terrorismo en todas sus formas.
Quizás por la diferencia étnica o por la distancia geográfica,
esos seres humanos mueren ante nuestra indiferencia.
Cuando los bombarderos estadounidenses que supuestamente atacan al
Estado Islámico en Siria, cometen esos cínicos “daños colaterales”, dejando el
tendal de niños, mujeres y hombres muertos y heridos, los medios de
desinformación muchas veces callan y otras nos lo dicen con una naturalidad que
contrasta con las también víctimas inocentes de Barcelona y Cambrils, eso
también es terrorismo.
Cuando un racista estadounidense, en la ciudad Charlottesville, estado de Virginia, atropelló a una
manifestación de ciudadanos partidarios de la igualdad racial, dejando un
muerto y 19 heridos de diversa consideración, eso también es terrorismo.
Cuando la Gendarmería Nacional
de nuestro país, en Cushamen, provincia del Chubut, se lanza a la caza de
hermanos mapuches — con armas de fuego— como si fueran animales, para
despojarlos de sus tierras ancestrales en beneficio de Luciano Benetton o Joe
Lewis, eso también es terrorismo.
Cuando esa misma Gendarmería, en medio de una
feroz represión, sube a sus vehículos a Santiago Maldonado y luego de 18 días
este ciudadano no solo que no aparece, sino que el gobierno nacional encubre
esa desaparición forzada, estamos también ante un caso de terrorismo, de
terrorismo de Estado.
El mismo terrorismo de Estado del cual el próximo
martes 22 se cumplirán 45 años. Estamos hablando, claro, de la masacre de
Trelew.
“El 22 de agosto de 1972 —decía nuestro compañero
Luis Saavedra en Hipótesis, en 2014—,
la dictadura encabezada por el dictador Alejando Agustín Lanusse puso el huevo
de la serpiente: el terrorismo de Estado que se desataría sin freno
posteriormente con la dictadura cívico-militar genocida instalada el 24 de
marzo de 1976.
“Este tema ha sido tratado desde todos los
ángulos en los años transcurridos pero la memoria no se agota. Y mientras exista
un represor vivo y suelto, mientras existan en el mundo clases dominantes que
pretenden mantener explotados y oprimidos a los pueblos, vale la pena volver a
contarlo una y mil veces”.
Hipótesis, siguiendo esa línea de pensamiento,
hoy recuerda una vez más esa brutal acción represiva, esa criminal conducta de
aquella dictadura, que segó la vida de 16 militantes peronistas y de izquierda
en la base aeronaval “Almirante Zar”, perteneciente a la Armada Argentina.
Esta acción, como señalara nuestro compañero Luis
Saavedra, fue el “huevo de la serpiente” del terrorismo de Estado reinante en la Argentina en los años
setenta y principios de los ochenta.
Esa serpiente que hoy —en democracia— ha revivido
esa abyecta práctica de la desaparición forzada de personas.
¡Aparición con vida de Santiago Maldonado!
La democracia no es solo votar cada dos años. Un
gobierno es democrático si —además de ser electo libremente— sostiene durante
toda su gestión prácticas democráticas.