Por Ester Stekelberg
stekelberg@gmail.com"Contratapa", columna de opinión emitida en "Hipótesis" el sábado 11 de noviembre de 2017.
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Esta contra de hoy lleva por título: “Contradiciendo
al Ratón Ayala” Porque decir que “en Europa no se consigue” sería
simplemente una burda mentira. Efectivamente los “Paradise papers” existen,
están vivitos coleando y gozando de buena salud por estos nortes.
Esta semana la nueva revelación del Consorcio
Internacional de Periodistas de Investigación (ICIJ, por su sigla en inglés) y
sus 96 medias asociados, 400 periodistas de 67 países, en 2.6 terabytes de información
(mil veces más que el material filtrado en los wikileaks) volvió a sacudir muy
pero muy fuerte el avispero. Estas revelaciones, según el matutino Le Monde
(uno de los medios integrantes del ICIJ), producto de una fuga de documentos
transmitidos inicialmente al diario alemán Süddeutsche
Zeitung por una fuente anónima, permitió dar a conocer algunos de los
mecanismos, sofisticados, por cierto, de optimización fiscal, de los cuales,
las multinacionales, las grandes fortunas mundiales y algunos simples evasores
notables, son beneficiarios.
Jacques Myard, miembro honorario del Parlamento
francés, lo llama “Jungla financiera planetaria”, y para esta contra, la
definición, es de alto vuelo, todo un hallazgo. Le repito: “Jungla financiera
planetaria”
Analiza Myard que la cuestión de los Paradises
papers, demuestra, --textual-- “un estado que abdicó frente a la nueva
internacional de las finanzas que hoy dispone de total libertad planetaria” y
sigue: “si la unión Europea garantiza 4
libertades fundamentales, a saber: la libre circulación de bienes; la libre
circulación de capitales; la libre circulación de servicios y la libre
circulación de personas, la única verdadera, más amplia y sin restricciones
libertad existente en la Unión, es la de capitales, ya que su terreno de juego,
es el planeta, mientras que las tres otras libertades, están circunscriptas a
los territorios de los estados de la Unión”
Hasta aquí Jacques Myard.
Y, agregamos que en muchos casos, ¡muchos!, las
libertades que tienen que ver con la libre circulación de personas, son
relativas, ya lo hemos visto en más de una contra.
Si bien se sabe, es vox populi, digámosle así, dónde
están ubicados los paraísos fiscales, esta nueva revelación nos los muestra
blanco sobre negro: las Bermudas, Singapur, Antigua y Barbado, Aruba, Bahamas,
Dominica, Grenada, las folklóricas islas Caimán, las islas Cook, las Marshall,
el Líbano, Malta, Samoa, Trinidad y Tobago, Vanuatu, San Vicente y las
Granadinas, San Cristóbal y Nieves, Santa Lucía, o sea, andan entre el bello
Mar de las Antillas y el resto del mundo en 13 millones cuatrocientos mil
documentos desclasificados y estudiados durante más de un año, de donde salen
grandes nombres, es decir, no por grandes o dignos hombres y/o mujeres, no,
sino por el rol que estas personas juegan en la sociedad, o sea, el poder que
tienen (¡muchas veces, muchísimas veces otorgado por los ciudadanos mismos!): presidentes
y jefes de estado en general (como el nuestro, el argentino, usted sabe,
Mauricio Macri y familia, algunos de quienes rodean al presidente de los
Estados Unidos de América del Norte, Donald Trump (consejeros económicos,
diplomáticos, etc.), la reina Isabel II de Inglaterra y su hijito el príncipe Carlos,
el primer ministro canadiense Justin Trudeau), quienes junto con
narcotraficantes, políticos y criminales de todo el planeta, como diría nuestro
amado Enrique Santos Discépolo, la biblia y el calefón, hacen exactamente lo
mismo: se cobijan y cobijan sus nombres y sus fortunas, detrás de empresas
pantallas, sociedades fantasmas. Y esta contra quiere reiterar, dejar sentado,
aunque parezca una verdad de Perogrullo, que tanto jefes de estado como
artistas, como políticos, se revuelcan en el mismo lodo que narcotraficantes y
otras castas al estilo. Todos coinciden en un modus operandi que los unifica. Son
todos delincuentes.
Volviendo a los nombres de impolutos y grandes
artistas, el cantante Bono, tan comprometido él, salió a la palestra y dijo que
no sólo saluda las investigaciones, sino que en su caso las operaciones que
aparecen como ilegales, son legales porque según sus administradores, respetan las
legislaciones fiscales, o sea, “no soy yo, son los otros”… Ni hablar de Madonna
(de quien ya se sabía que ocultaba sus dinerillos “aquí, allá y en todas
partes”, cuando los Panama Papers salieron al tapete, de Shakira, del
futbolista preocupadísimo por la ecología, Mathieu Flamini. O si de empresas
hablamos, la Whirpool de los electrodomésticos, Apple, Facebook en las Islas
Caiman, Uber, Twitter, Nike.
Pero una figura, más supuestamente impoluta que
todas las otras, ha escandalizado más que todas las otras y ha llamado más que
todas las otras, la atención de los medios galos. Se trata del director
cinematográfico Jean Jacques Annaud y su blanca y seductora cabellera,
realizador de grandes pelis como por ejemplo “7 años en el Tibet”. Justamente
esta película, filmada… ¡en Argentina!, fue la que desencadenó el
¿ocultamiento? de ciertos dinerillos. Jean Jacques Annaud vivió un año en Argentina, específicamente en
Mendoza. El realizador contó que el marco andino es parecido a los altos valles
asiáticos, donde no pudo filmar por presiones de las autoridades chinas y fue
ahí donde todo comenzó, según las investigaciones de Radio France, en 1997,
cuando finaliza el rodaje de esta mega producción con Brad Pitt que cuenta la
vida del alpinista austríaco Heinrich Harrer en el Tíbet entre 1944 y 1951. La
peli es un inmenso éxito de taquilla y reporta al director ganancias que alcanzan
los 110 millones de euros. ¿Quiere usted saber mi oreja querida, el nombre de
la sociedad inscripta en las británicas Islas Vírgenes, donde Jean Jacques
Annaud escondió sus billetes? le digo, Uspallata Limited, Uspallata, describen
los medios galos, es el nombre de la –textual—“pequeña población de los Andes
argentinos, que Jean-Jacques Annaud eligió para rodar su película” y continúa
el artículo: “la sorpresa es que esta sociedad, está en realidad constituida
por una sola acción que pertenece al señor Annaud a través de Los Cóndores
Trust”. ¡Ay patria mía, sede no sólo de los trásfugas locales, sino también de
los de afuera!
Según cálculos especialmente realizados a pedido
del diario Le monde al economista francés Gabriel Zuckman, de la universidad de
Berkeley, California, estimación que por primera vez da resultados con un casi
100% de exactitud, la evasión fiscal en Francia por parte de todos y de cada
uno de los evasores entre empresas y fortunas personales, significa una pérdida
anual para el país de 20 mil millones de euros. Cifra, que es tan inalcanzable
como incomprensible para nosotros ciudadanos de a gamba.
Esta contra se termina por hoy con un concepto
tomado del sitio de investigación mexicano “Politicasmedia”, que nos sirve a la
vez para abrirnos un poco más el mate, escuche: “La cantidad de dinero que se mueve a través de los denominados ‘Paraísos
Fiscales’ representa una parte de la riqueza que pertenece a los individuos que
se encuentran en la parte más alta de la distribución y que no se contabiliza,
por lo que la brecha entre ricos y pobres puede ser aún mayor de la hasta ahora
demostrada”
No sé si le queda claro.