Paris 24 de Marzo 2018. Pañuelazo. Ph Silvina Stirnemann |
Por Ester Stekelberg
stekelberg@gmail.com"Contratapa", columna de opinión emitida en "Hipótesis" el sábado 31 de marzo de 2018.
No siempre hay sol en Francia. Al menos en la gran mitad norte del país.
El astro se hace
desear como una buena promesa, mientras que el gris, “la grisaille”, que le
dicen, es más rey en tierras galas que el mismo astro rey. Cosas que
pasan en este país de enormes contrastes, incluso en lo climático.
El sábado 24
de marzo, hace una semana, el sábado de la Memoria, Paris amaneció soleado y
fue como un buen regalo. Una fría y soleada primavera recibió al 24 de marzo a
42 años del golpe de estado cívico militar con complicidad eclesiástica, que asesinó,
desapareció, se apropió de niñas y niños, torturó, robó y dejó un país en
ruinas, porque en definitiva, ese era el objetivo. “Hay golpes en la vida, tan
fuertes... ¡Yo no sé!”, lo dijo, ¡tan bien! César Vallejos mucho antes, pero
sirve cada vez.
El 24 de Marzo
día de la Memoria, ACAF, usted sabe, la Asamblea de Ciudadanos Argentinos en
Francia, junto con HIJOS Paris, la asociación France Amérique Latine, el
Colectivo Argentino por la Memoria y otras organizaciones solidarias,
convocaron al acto en la esquina de la Embajada Argentina en Paris, en el
distrito 16 de la capital francesa. En la esquina de la calle Cimarrosa y la
avenida Kleber (una de las doce avenidas que desembocan en el Arco de Triunfo
de la Estrella), un centenar de personas se reunió para gritar: ¡30 000
desaparecidos, presentes, ahora y siempre!, en un contexto que el comunicado
conjunto de la asociaciones, definió como “adverso e inquietante” en el que
–textual— “nos desespera ver como cada día, en Argentina, aparecen nuevos
contubernios que permitirán rascar un poco más de impunidad” y en otro tramo
del comunicado: “la gente que nos gobierna, la misma que, de traje y corbata y
con la manos manchadas de sangre, obtuvo pingües beneficios en tiempos de
dictadura, es la que, gracias a los resultados de las elecciones de 2015, zafó temporariamente
de la justicia y de su macabro destino”
Varios
oradores, entre quienes se escuchó a la abogada defensora de Derechos Humanos
Sophie Tonon, a la vez presidenta de la asociación France Amérique Latine,
Estella Belloni del Colectivo Argentino por la Memoria, HIJOS-Paris, Amnistía
Internacional, la CGT francesa, la Asociación de ex presos políticos chilenos,
el Movimiento por la Paz y el PCF, se refirieron a la preocupante situación de
los derechos humanos en Argentina, con la existencia de presos políticos, entre
ellos Milagro Sala. Por Justicia y Verdad por Rafael Nahuel y Santiago
Maldonado.
Por su parte
el Colectivo Argentino por la Memoria, realizó como cada año su homenaje, con
un minuto de silencio y una ofrenda floral frente a la placa que recuerda a los
30 mil desaparecidos en el hall de la embajada. En este acto, con participación
oficial (llamativo, siendo que en el territorio argentino, el presidente
Mauricio Macri, no convocó ni hizo referencia alguna al día de la Memoria), la
presidenta del colectivo, Alicia Bonet Krueger, describió la situación de
nuestro país a través de la carta abierta que la Madre de plaza de Mayo, Inés
Vázquez, enviara al Colectivo, en la que expresaba en uno de los párrafos que: “el
permiso para matar por la espalda o de frente con balas y con uniforme del
estado es una puerta abierta al infierno que el gobierno de CAMBIEMOS abre como
un abismo ante el pueblo y la sociedad
argentinas. La ferocidad impuesta desde la casa rosada se afirma en los gestos
de respaldo del presidente hacia el criminal policial que a su vez alimenta la
saña represiva de los medios de comunicación que día a día acogen la
justificación y programación del crimen estatal y el silencio”
Tras las
palabras de Alicia Bonet, hablaron el embajador ante la UNESCO, Rodolfo
Terragno (recordemos que reemplazó en el cargo nada menos que al Maestro Miguel
Ángel Estrella) y el representante consular, quienes recibieron tibios aplausos
y muestras de desagrado, también. En efecto se escucharon algunas expresiones y el muy sentido y efectivo:
“cómo pueden mentir así, por favor, hasta donde llega su cinismo!” de una de
las argentinas que se acercó e increpó duramente a Terragno, que apenas
balbució en respuesta.
En medio de
esta voluntad oficial de querer desmemoriarnos, la respuesta fuerte y sentida
de argentinas y argentinos en el exterior, francesas y franceses solidarios,
latinoamericanas y latinoamericanos hermanados en la soñada Patria Grande,
siempre. Pasó otro 24 de marzo y la lucha sigue y sigue y sigue.
Marta Inés
Suárez es una de esas mujeres infatigables en la lucha por los Derechos
Humanos, solidaria y amorosa rosarina que en los días previos al 24 de Marzo,
posteó en las redes un texto, un escrito de su hermano Manuel. Manuel Suárez,
entrañable luchador y extrañado, que partiera por allá por 2005. Un trabajador
de la cultura popular, “editor militante” como lo definiera José Schulman. Un
texto que vamos a leer en esta contra de hoy, porque es doloroso y bello. Se
llama “Cita en el cruce”
“Te cuento:
Seguimos como siempre, que es decir como antes y como después que se duplicaran los senderos. Sí, seguimos en la misma, que ahora no es igual y se parece a la otra como la realidad al recuerdo; el de la brasa por la llama, sin ir más lejos.
Seguimos.
Con todo el Marx que alcanzamos,
Con todo el Che que podemos.
Te confieso: Todavía no sé cómo eliminaremos el dinero, ni que ley abolirá la hipocresía. Pero seguimos preguntándonos todos los días qué debe hacer un joven revolucionario, como lo hacíamos las noches en que éramos jóvenes y llegabas con Sartre y Simona en el bolsillo de la camisa, y los mezclábamos en los mates con Muñón y Fanon, en los negros sin filtro con la Rosa rosa y polaca, con Márquez y Nizan en las ginebras breves, mientras Cortázar o Gelman nos vivían a palabras. Siempre, al compás de puglieses y piazzollas, para curarte la sordera, te decíamos vanidosos de tango.
Te incluyen, claro, otras añoranzas nacidas en la vida puesta en el filo, empujando la esperanza grande.
En ese sitio a veces me tienta el “si se pudiera…” aún sabiendo que vos y nosotros haríamos lo mismo; y que no cuenta saber el final.
Sin misterio, todo es soberbia.
Hermanito,
No digo cambiaría tu suerte por la mía.
Digo sí, qué bueno sería repetir otra vez, juntos y confiados, que en pos de un horizonte justo, a veces es necesario navegar lejos de la costa, aunque el mar brame, escabroso; esas veces, vivir es tender al sol la alegría, hinchar las velas, y seguir hasta que el viento diga…
Digo también, qué bueno sería contarte sin tartamudeos de otras ausencias muchas que duelen, de permanencias demasiado escasas y mejor –mucho mejor--, de lo nuevo que está batiendo alas y que se parece a lo de siempre mucho más que la brasa a la llama.
Qué bueno sería, al menos, recordarte con un canto parecido al de Hernández.
Pero no tengo su palabra. Tengo, sí, idéntica pena”
Manuel Suárez
Seguimos como siempre, que es decir como antes y como después que se duplicaran los senderos. Sí, seguimos en la misma, que ahora no es igual y se parece a la otra como la realidad al recuerdo; el de la brasa por la llama, sin ir más lejos.
Seguimos.
Con todo el Marx que alcanzamos,
Con todo el Che que podemos.
Te confieso: Todavía no sé cómo eliminaremos el dinero, ni que ley abolirá la hipocresía. Pero seguimos preguntándonos todos los días qué debe hacer un joven revolucionario, como lo hacíamos las noches en que éramos jóvenes y llegabas con Sartre y Simona en el bolsillo de la camisa, y los mezclábamos en los mates con Muñón y Fanon, en los negros sin filtro con la Rosa rosa y polaca, con Márquez y Nizan en las ginebras breves, mientras Cortázar o Gelman nos vivían a palabras. Siempre, al compás de puglieses y piazzollas, para curarte la sordera, te decíamos vanidosos de tango.
Te incluyen, claro, otras añoranzas nacidas en la vida puesta en el filo, empujando la esperanza grande.
En ese sitio a veces me tienta el “si se pudiera…” aún sabiendo que vos y nosotros haríamos lo mismo; y que no cuenta saber el final.
Sin misterio, todo es soberbia.
Hermanito,
No digo cambiaría tu suerte por la mía.
Digo sí, qué bueno sería repetir otra vez, juntos y confiados, que en pos de un horizonte justo, a veces es necesario navegar lejos de la costa, aunque el mar brame, escabroso; esas veces, vivir es tender al sol la alegría, hinchar las velas, y seguir hasta que el viento diga…
Digo también, qué bueno sería contarte sin tartamudeos de otras ausencias muchas que duelen, de permanencias demasiado escasas y mejor –mucho mejor--, de lo nuevo que está batiendo alas y que se parece a lo de siempre mucho más que la brasa a la llama.
Qué bueno sería, al menos, recordarte con un canto parecido al de Hernández.
Pero no tengo su palabra. Tengo, sí, idéntica pena”
Manuel Suárez