"The Terror of War" Ph. Nick Ut Vietnam 1968 |
Miguel Angel Ferrari
miguelferrari@gmail.com
"Apertura" emitida en "Hipótesis" el sábado 16 de Marzo de 2019.
"Apertura" emitida en "Hipótesis" el sábado 16 de Marzo de 2019.
Hay días
que condensan tantos hechos históricos que se convierten en símbolos. El 16 de
marzo es uno de ellos.
Un día
como el de hoy, pero de 1938, en Barcelona, los fascistas sublevados contra la
República española y la aviación Legionaria Italiana, perpetraron tres días de
bombardeos aéreos contra la población civil. Este ataque causó un millar de
víctimas mortales y más de mil quinientos heridos. Este operativo es considerado
como uno de los primeros bombardeos de saturación de la historia.
Fascismo
explícito.
Treinta
años después, el 16 de marzo de 1968,
durante la Guerra de Vietnam, tuvo lugar la masacre de My Lai, donde una unidad
militar del Ejército de los Estados Unidos, liderada por el teniente William Laws Calley, arrasó por completo los
poblados de la zona vietnamita My Lai 4, violando a muchos de sus habitantes y
asesinándolos finalmente a todos. La inmensa mayoría de las personas masacradas
eran niños, mujeres y ancianos. Los hombres adultos estaban enrolados —en su
mayoría— en las fuerzas que combatían la invasión estadounidense.
Todavía
ronda en nuestra memoria la foto de esa niña desnuda, aterrorizada, que corre
para evitar que la asesinen.
Fascismo
explícito.
Estas
acciones criminales, eran perpetradas por las tropas de un país donde todavía
había vestigios de esclavitud. Recién en el 16 de marzo… ¡otro 16 de marzo!... pero de 1995, con la Enmienda número 13,
queda abolida la esclavitud en el estado de Mississippi, último bastión del
tráfico de seres humanos.
El 16 de
marzo de 2003, desde las islas Azores (territorio portugués en el océano
Atlántico), el por entonces presidente estadounidense George W. Bush; el ex primer
Ministro británico, Anthony Blair y el ex jefe de Gobierno español, José María
Aznar, al margen del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, en abierta
violación del Derecho Internacional, emiten un ultimátum al gobierno de Irak
—con la falsa acusación de que ese país cuenta con armas de destrucción masiva—
que antecede a la brutal invasión iniciada días después, el 20 de marzo.
Esta
intervención militar despiadada provocó la muerte de un millón de iraquíes,
innumerables de heridos, centenares de miles de desplazados, la destrucción
prácticamente total del país, la apropiación de su petróleo y el saqueo de
reliquias históricas de las primeras civilizaciones de la humanidad, entre
otras tantas calamidades.
Para
recordar algunas de esas calamidades, es necesario mencionar una investigación
sobre crímenes de guerra cometidos por el comando especial estadounidense
denominado “SEAL Team 6”, donde los jefes de este cuerpo —también denominado
“Escuadrón Azul”— se inspiraron para la comisión de sus abyectos actos en la
novela “La guardia del Diablo”, protagonizada por los nazis durante la Segunda
Guerra Mundial, a quienes glorifica.
La
mencionada investigación, publicada por Matthew Cole, ofrece un extenso
recuento de crímenes realizados por este comando, una de las unidades más
alabadas del Ejército de los Estados Unidos.
La
citada novela, editada en 1971, describe numerosas “tácticas de
contrainsurgencia como masacres, profanaciones y otras formas de violencia
desenfrenada como medio de librar una guerra psicológica”, señala Cole.
Inspirados
en este relato, los integrantes de este escuadrón norteamericano mutilaron y
profanaron los cuerpos de sus oponentes, tanto en Irak como en Afganistán.
Fascismo
explícito.
Como se
podrá observar, el fascismo no ha sido derrotado definitivamente en la Segunda
Guerra Mundial, aunque el rol ejemplarizador de los Juicios de Nuremberg —caracterizando
al fascismo como un delito— fue fundamental.
El
fascismo sigue vivo en la mente y en el accionar de muchos de los gobernantes
de Washington y de sus adláteres; de los medios de comunicación hegemónicos a
nivel internacional y locales; en las fuerzas represivas de muchos de nuestros
países; en las ideas supremacistas, ahora inspiradas también en el pensamiento
aberrante del actual presidente estadounidense Donald Trump, para solo enumerar
algunas de las usinas de ese pensamiento totalitario.
Cuando
redactamos esta Apertura de Hipótesis, todavía no se habían producidos los
brutales ataques a las dos mezquitas de la
ciudad de Christchurch, en Nueva Zelanda ocurridas ayer viernes.
Se trata del peor ataque terrorista en la historia de este
país. Al menos
49 personas han muerto y más de
40 resultaron heridas, según confirmó la primera ministra, Jacinda Ardern.
Un australiano, descrito
en la prensa de su país como un ultraderechista islamófobo, disparó con un arma automática en una de las
mezquitas y lo retransmitió por las redes sociales con una cámara adherida a su
cuerpo. Ha sido acusado de asesinato tras ser detenido en una persecución
policial. Hay otros dos arrestados. Es el atentado supremacista más letal desde
la masacre en Noruega en 2011.
Fascismo explícito.
Estas masacres, si bien son realizadas por individuos
solitarios o en pequeños grupos —como podría ser este el caso—, responden a una
matriz de pensamiento preexistente en las cúpulas gobernantes de Occidente,
cuyo resultado fatal no se cuenta por decenas de seres humanos como en Nueva
Zelanda, sino de decenas de millones de muertos, heridos y desplazados, en la
sumatoria de los casos de Hiroshima, Nagasaki, Corea, Vietnam, la ex
Yugoslavia, Afganistán, Irak, Somalia, Libia, Siria, Palestina, Yemen, entre
tantos otros .
A los que hay que sumar los centenares de miles de asesinados
y desaparecidos en Nuestra América por innumerables invasiones estadounidenses
y golpes de Estado propiciados, armados y protegidos por Washington.
Crímenes de guerra cometidos por el mismo país que —en su
embajada en Buenos Aires— recibió el mismo día que el juez Alejo Ramos Padilla
realizaba en el Congreso, su exposición frente a los diputados. La mayoría de
las figuras asistentes a esta actividad —todos ellos oficialistas—, se
encuentran implicados en el caso D’Alesio.
Imaginamos que el embajador estadounidense, Edward Prado, le
dijo a la ministra Patricia Bullrich —allí presente— que le sugiera al ministro
de ¿Justicia?, Germán Garavano, que interrumpa de algún modo el accionar del
juez Ramos Padilla.
Ello —en el día de ayer— comenzó a ocurrir. El ministro pidió
al Consejo de la Magistratura del juicio político al valiente juez de Dolores.
Fascismo implícito.