A 76 AÑOS DEL LEVANTAMIENTO DEL GHETTO DE VARSOVIA

Levantamiento del ghetto de Varsovia
Miguel Angel Ferrari   
miguelferrari@gmail.com

"Apertura" emitida en "Hipótesis" 
el sábado 20 de Abril de 2019.
 
 
 Ayer se cumplieron 76 años de la batalla final del Levantamiento del Ghetto de Varsovia. De aquel 19 de abril de 1943, cuando los habitantes del ghetto de la capital polaca se rebelaron contra las SS hitlerianas.

Después de la invasión a Polonia perpetrada por los nazis, los judíos fueron recluidos en ghettos, grandes barrios cercados con alambradas de púas, donde millares de personas se hallaban prisioneras.

Casi todos aquellos seres humanos que lograron sobrevivir a tres años de vejaciones y de tormentos en el ghetto más grande de la Polonia ocupada, decidieron levantarse ante el criminal opresor. La mayoría murió tras un mes de lucha, como ellos habían decidido hacerlo: con dignidad y con honor. Fue un acto de desafío de todo un pueblo, cuya secular capacidad de supervivencia había sido sometida a terribles pruebas.

En el otoño de 1940, el barrio judío de Varsovia fue cercado por un alto muro protegido con alambradas de púas. Más de 400 mil judíos fueron encerrados en él, aislados del mundo exterior, en espera de un destino que pocos de ellos en ese momento conocían.

En medio de este cuadro de muerte, de enfermedad y de terror, las escuelas clandestinas prosperaban, las zonas bombardeadas eran cultivadas, cuatro teatros permanecían abiertos, los músicos daban conciertos y los poetas infundían en sus versos tanta desesperación como imágenes de esperanza; pintores y escultores creaban y exponían obras nuevas; se publicaban periódicos clandestinos.

Con el correr de los días la resistencia comenzó a tomar cuerpo. La integraban el movimiento Hashomer Hatzair, los comunistas y los partidarios de Bund, el partido socialista hebreo más importante. Durante el transcurso del mes de julio de 1942, cuando las cámaras de gas de Treblinka, a pocos kilómetros al nordeste de la capital, iniciaron el exterminio en masa de los judíos de Varsovia, la resistencia se aseguró la plena adhesión de los movimientos políticos y religiosos presentes en el ghetto.

Antes de finalizar julio del '42, la organización combatiente judía fue puesta al mando de Mordejai Anielewicz, un joven de veintitrés años, miembro de Hashomer Hatzair. Hijo de una familia obrera, con educación superior adquirida en la Escuela Judía de Varsovia. Anielewicz estaba secundado por varios subcomandantes, integrantes de las mencionadas organizaciones judías.

Los combatientes clandestinos sabían ya que el encuentro decisivo era tan sólo cuestión de tiempo. Habían adquirido armas con la ayuda de agentes que entraban y salían, furtivamente, en el ghetto, a lo largo del alcantarillado. Así se constituyeron y adiestraron veintidós grupos de guerrilleros.

El primer encuentro armado se produjo el 18 de enero, nueve días después de haber visitado Himmler el ghetto y de ordenar la reanudación de las deportaciones. Después de cuatro días de lucha, las SS, que se habían dispuesto a cercar a los últimos 60 ó 70 mil judíos que aún permanecían en el ghetto, se retiraron. Las fuerzas de Anielewicz habían superado el bautismo de fuego y todo estaba ahora dispuesto para la insurrección.

En la madrugada del 19 de abril, víspera de la Pascua judía, el ghetto fue cercado. La organización judía de combate declaró entonces el estado de alarma. Poco después, las SS hicieron su aparición.

Con gran estupor por parte de los alemanes, su primera tentativa de penetración fue rechazada por un nutrido fuego, con armas de pequeño calibre, granadas y bombas caseras. Un carro de combate fue incendiado por un grupo de veinte personas y los alemanes tuvieron que retirarse. Al fin, en las calles de Varsovia, junto a la sangre judía, corría también la sangre de los nazis alemanes. Sin embargo, pocos, entre los combatientes, se hacían ilusiones. Sabían, desde luego, que no podrían vencer; pero estaban decididos a vender caras sus vidas.

Unos tras otros los edificios que albergaban a los combatientes fueron sistemáticamente evacuados y a continuación incendiados. Gradualmente, los bunkers fueron barridos y destruidos por los ingenieros de la Wehrmacht, que empleaban bombas lacrimógenas y explosivos.

Tras la dura batalla que tuvo lugar el 8 de mayo, Mordejai Anielewicz y el comando supremo de la resistencia se hallaban en el búnker de la calle Mila 18. Durante dos horas los alemanes, que habían rodeado las cinco entradas, combatieron con armas y gases para minar la resistencia. Mordejai luchó hasta que sus fuerzas cedieron, asfixiado por los gases. A fin de no caer vivos, la consigna fue el suicidio. Cuando finalmente ingresaron los alemanes, sólo hallaron 80 combatientes, encabezados por Mordejai Anielewicz... ¡muertos!

Dos semanas antes de su heroico fin, Mordejai había escrito a su lugarteniente, Antek Tzukerman quien se hallaba en el lado "ario" de Varsovia: "El sueño de mi vida se ha cumplido, la autodefensa judía en el ghetto es un hecho, la resistencia judía armada es una realidad. Soy testigo del heroísmo de los sublevados judíos. ¡Esa fue —esa es— la victoria!"

Hoy, a 76 años de aquella heroica hazaña, los sucesivos gobernantes israelíes de las últimas décadas, con su salvaje política colonialista respecto de los ciudadanos palestinos, mancillan día tras día la memoria de los héroes del Ghetto de Varsovia y de todos los héroes judíos que enfrentaron con dignidad la barbarie nazi-fascista.