LILI ES PARTE DEL AIRE. LILI ES PARTE DE NOSOTRAS

Liliana Pauluzzi y esta cronista.
Normandía. Marzo de 2003
Por Ester Stekelberg     
stekelberg@gmail.com
 
 "Contratapa", columna de opinión emitida en "Hipótesis" el sábado 13 de Julio de 2019.


AUDIO 



Esta contratapa sale en primera persona. Ya sabemos que en el universo del periodismo, las primeras personas están en los antípodas de lo profesionalmente correcto. Sin embargo esta primera persona lejos de ser autorreferencial, me sirve para hablar de alguien entrañable, de Liliana Pauluzzi, la Lili, que dio los hurras y partió este 8 de julio.

Lili querida, hace 5 días que partiste. La muerte tiene eso de marmóreo y denso. Es un final de pesadísimo telón negro cayendo brutal y para siempre, dejando a los vivos como en un espasmo interminable. La muerte es una mierda de punto final para quienes quedan. Quizás un alivio para quien finalmente se va.

Me acuerdo del ‘87 cuando nos conocimos y vos desde Casa de la Mujer, desplegabas tu empatía, todas tus armas militantes, científicas, profesionales, comprometidas, fuertes, convincentes y hasta cierto punto, desesperadas para que se entienda que la violencia es violencia, tome la forma que tome y que a veces no es visible. Que la violencia ejercida sobre mujeres, niñas y niños es ejercida la mayor parte del tiempo por alguien del circulo cercano de la víctima  y que había que vencer el miedo y hablar. Y para eso, estaba Casa de la Mujer, para enseñar, para prevenir, pero también para acompañar, para que la víctima no esté nunca más sola.

“Todas las formas de abuso incluyen explotación de un diferencial de poder que puede ser explícito y obvio como cuando se usa la fuerza física directa o sutilmente, cuando se juega con la situación de dependencia de la víctima por lo tanto la existencia del abuso se configura en parte por el uso que se hace de una posición de poder, para manipular a otro con el fin de lograr la gratificación de uno mismo en contra de los derechos y bienestar de otro” (Tomado de “Violencia Familiar. Comprender y prevenir”. Liliana Pauluzzi – INDESO-Mujer, 1999)   

El primer día que fui a tu casa a entrevistarte, ya lo sabes porque te lo dije y te reíste con esa carcajada algo disfónica que tenias, Lili, me explotó el mate, fue tan reveladora la charla, tan clarificadora, que pensé en el momento algo tan pavo como: “ojalá tenga esa claridad didáctica --que a veces tanto nos falta a las y los periodistas-- para poder comunicar, canalizar, entregar el riquísimo caudal que de manera tan fluida como una pasadora conceptual, me fuiste entregando: el mito Mujer-Madre, el mito del instinto maternal, la negación del erotismo, la negación de la mujer, la mujer incubadora, el mandato social de la maternidad”. ¡El viejo Panasonic ardía!

Conocí a Liliana Pauluzzi gracias a Hipótesis y en particular al Nono Ortolani que era quien tenía relación con INDESO, el Instituto de Estudios Jurídicos –Sociales de la Mujer y a través de INDESO con Lili y su Casa de la Mujer, un lugar de reflexión en donde se realizaron los primerísimos talleres de identidad y sexualidad que, en un primer momento, había funcionado en el local de INDESO, después en local propio y finalmente tras gruesas dificultades económicas, se trasladó a un centro de salud provincial del barrio FONAVI donde siguió funcionando con los objetivos que fueron el norte de todo su trabajo: eliminación de todo tipo de violencia, fundamentalmente contra la mujer y detener y prevenir el abuso infantil. Y en esta acción vanguardista, “Contribuir a la modificación del rol tradicional, tanto del varón como de la mujer, en la familia y en la sociedad, brindando una educación sexual demitificadora que permita revisar los contenidos discriminatorios desde la diferenciación de géneros” –es textual. 

Después de esa primera entrevista, vinieron muchas más, siempre fuiste, Lili, la fuente donde abrevaba cuando hacía falta claridad  sobre temas áridos, ásperos, difíciles de explicar, la resistencia en esos tiempos era un flagelo casi como la violencia misma (en algunos aspectos, las cosas, tantos años después no han cambiado), derecho al aborto, anticoncepción (desde tu lugar en el Comité Asesor del Consorcio Latinoamericano de Anticoncepción de Emergencia). Fuimos acercándonos, teníamos la misma edad, con algunos poquísimos meses de diferencia, manifestábamos por las mismas causas, muchas veces marchábamos juntas, eran principios de la segunda década infame, los ’90. Conociste mi vida “normal” por fuera de la radio y del periodismo. Conocí la tuya por fuera de tus imprescindibles, tus fundamentales compromisos. Disfrutamos de algunos domingos de verano y pileta en la zona oeste, conocí al Chaucha, en tiempos del Frente Grande y la Convención Constituyente del ‘94. Discutíamos sobre si Serrat o Sabina (y estoy segurísima, que hubieras comprendido mi desilusión y luego el absoluto desamor de estos últimos años, cuando ambos pajarones haciendo oídos sordos a la petición de la campaña palestina del BDS, concurrieron a cantar a Israel)    

En 1986, Liliana había realizado un trabajo audiovisual llamado “La aventura de Crecer”, investigación-acción, lo definió, cuyo objetivo era que de “eso si se hable” en las escuelas primarias, o sea, que las y los niños de las escuelas primarias tuvieran educación sexual. Un audiovisual realizado con sus hijos Mariel y Mauro y los amigos de los chicos que colaboraron con preguntas, ideas, dibujos, para una charla que le habían pedido en un colegio. Eran tiempos de resistencia. Ese audiovisual fue la semilla del libro que en mayo de  1993 Liliana presentara, “¿Que preguntan los chicos sobre sexo?, de editorial Homo Sapiens.

Leo un parrafito de la Advertencia: “Dado que las mujeres y los no-blancos han protestado con suficiente fuerza, se ha consentido finalmente en otorgarles el estatuto de oprimidos. Pero todavía no se piensa en los/as niños/as, porque callan. De todos/as los/as oprimidos/as que poseen el don de la palabra, los/as niños/as son los/as más mudos/as” y termina diciendo Pauluzzi: “Esta advertencia está extractada del libro de Chistianne Rochefort ‘Los niños primero’, libro que impulsó mi trabajo. Porque yo también soy una antigua niña que ha conservado la memoria”


A veces nos veíamos más seguido, otras veces andábamos cada una por su lado. Yo partí en febrero de 2002 al que sería mi nuevo país de residencia, Francia. Antes de esta partida tuvimos intensas charlas sobre el tema del desarraigo y no solamente. Ya en Francia intercambiábamos por mail, a veces por teléfono, cuando accedía a esas tarjetas que nos permitían largos minutos de cálida y amorosa charla y un poco más tarde fue el gran Skype.

Y un día de marzo de 2003, me llegaste al pueblito, con tu pelo largo y lacio y tu semi flequillo sobre los ojos. Me llegaste a Yerville en tránsito desde Bruselas, donde habías intervenido junto con la ONG feminista “Le Monde selon les femmes” en el Parlement des Femmes (el Parlamento de las Mujeres), el 7 de marzo de 2003 en vistas al 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer. Viniste y me apapachaste Lili, antiquísima palabra que todavía no existía en nuestros decires, nos dimos abrazos interminables, hablamos horas y horas, nos hiciste ñoquis humeantes, fuimos a caminar a la playa, te pude mostrar los rincones que tanto amo en esta Normandía por adopción. Fue un fin de semana glorioso, ¡si hasta casi perdes el tren! de tanta y tanta palabra acumulada.

Después seguimos nuestras comunicaciones, nuestros contactos que no eran solo en tus abriles o en mis diciembres cumpleañeros. El espantoso golpe que marcó a fuego tu vida, desde donde, como solías decirme, es imposible salir indemne. Más tarde tu enfermedad de la que me enteré de manera azarosa.

Sabemos Lili querida que hay infinidades de aspectos de tu vida de los que no hablé. Ya lo hicieron en profundidad, con amor y respeto infinitos, muchas y muchos, lo dijeron, lo escribieron durante toda esta semana de mierda, desde que supimos que ya eras parte del aire. No dejo de pensar en tu vida, valiosa, intensa, creativa, comprometida, amorosa, familiera. Pienso sin parar (y no sé porqué no puedo sacarme del mate a estos dos), en Serrat y en Sabina. Por eso, solo por vos y por mí, elijo al viejo Serrat. Para que por un ratito seamos las que fuimos.