Fray Juan Antonio Puigjané |
Por Ester Stekelberg
stekelberg@gmail.comHomenaje al fray Juan Antonio Puigjané. Emitido en "Hipótesis" el sábado 31de Agosto de 2019.
El 27 de agosto, a las 10.45, murió el fray Juan Antonio Puigjané. Se nos fue el Piru. Se fue como vivió, “con un oído en el pueblo y otro en el evangelio, como aprendí de monseñor Angelelli”, así solía decir y según le ordenó desde siempre su conciencia.
AUDIO
El primer hombre que acompañó a las Madres en las
rondas.
El que trabajó con monseñor Angelelli, hasta su
asesinato el 4 de agosto de 1976.
El que fue miembro del Movimiento de Sacerdotes para
el Tercer Mundo, desde su fundación en 1976.
El que fue desplazado de su diócesis por el todopoderoso
y reaccionario monseñor Plaza, que le obligó a dejar su barrio, la villa El
Martillo Chico en Mar del Plata y lo mandó a Anillaco. Fue en La Rioja donde
conoció justamente a monseñor Angelelli.
Se murió el franciscano capuchino a contrapelo, así
como tituló Fabio Zurita, el director del documental sobre la vida de Puigjané,
“el preso con alas de libertad”, al que desaparecieron su padre, Juan Daniel
Puigjané el 8 de setiembre de 1972.
Así contaba Fray Antonio Puigjané, el 29 de noviembre
de 2013, la historia de su participación en el Movimiento Todos Por la Patria y
en el Asalto al cuartel La Tablada: “Un
grupo de gente joven y muy bien dispuesta estaba trabajando con una revista que
se llamaba “Entre Todos los que queremos la liberación….”
Tras el ataque al cuartel de La Tablada, el 23 de
enero de 1989, se presentó espontáneamente en el juzgado y quedó detenido.
Estuvo preso en la cárcel de Caseros, hasta que en 1998 cumplió 70 años y pasó
al régimen de prisión domiciliaria. En 2002 fue indultado por el gobierno de
Eduardo Duhalde.
Fray Antonio Puigjané murió a los 91 años. La última
foto que pudimos ver de él, lo muestra sin su eterna y característica barbita,
la que llevó desde siempre. Nos emociona esa foto. Como nos emociona su vida,
su conciencia, su solidaridad, su firmeza, sus convicciones. Sus fotos del Che
en las paredes de su cuarto en el convento Nuestra Señora del Rosario en
Pompeya donde pasó los últimos años. Su
admiración por Fidel, al que llamaba “profeta”. Nos emociona su vida, nos duele
su muerte. El homenaje de Hipótesis.