stekelberg@gmail.com
Hoy es uno de esos días en que solo la poesía podrá salvarnos.
Roberto Fernández Retamar, poeta cubano nacido en La Habana en 1930. Se licenció en Filosofía y Letras y luego se doctoró en La Sorbona y en la Universidad de Londres. Fue invitado por la Universidad de Yale para ofrecer un curso sobre Literatura hispanoamericana y dictó conferencias sobre Literatura hispanoamericana en las universidades de Praga y Bratislava.
Además de haber ocupado algunos cargos políticos, ha
dirigido las publicaciones Nueva Revista Cubana 1959-60
y Casa de las Américas desde 1965.
y Casa de las Américas desde 1965.
Obtuvo innumerables premios, entre ellos la Medalla oficial de las Artes y las Letras, otorgada en
Francia, en 1998.
Este viejo y querido amigo de Hipótesis, nos dirá su bello:
Este viejo y querido amigo de Hipótesis, nos dirá su bello:
Felices los normales
Felices los normales, esos seres extraños,
Los que no tuvieron una madre loca, un padre borracho,
un hijo delincuente,
Una casa en ninguna parte, una enfermedad desconocida,
Los que no han sido calcinados por un amor devorante,
Los que vivieron los diecisiete rostros de la sonrisa
y un poco más,
Los llenos de zapatos, los arcángeles con sombreros,
Los satisfechos, los gordos, los lindos,
Los rintintín y sus secuaces,
los que cómo no, por aquí,
Los que ganan, los que son queridos
hasta la empuñadura,
Los flautistas acompañados por ratones,
Los vendedores y sus compradores,
Los caballeros ligeramente sobrehumanos,
Los hombres vestidos de truenos
y las mujeres de relámpagos,
Los delicados, los sensatos, los finos,
Los amables, los dulces, los comestibles
y los bebestibles.
Felices las aves, el estiércol, las piedras.
Pero que den paso a los que hacen los mundos y los sueños,
Las ilusiones, las sinfonías, las palabras
que nos desbaratan
Y nos construyen, los más locos que sus madres,
los más borrachos
Que sus padres y más delincuentes
que sus hijos
Y más devorados
por amores calcinantes.
Que les dejen su sitio en el infierno,
y basta.
Roberto Fernández Retamar
Los que no tuvieron una madre loca, un padre borracho,
un hijo delincuente,
Una casa en ninguna parte, una enfermedad desconocida,
Los que no han sido calcinados por un amor devorante,
Los que vivieron los diecisiete rostros de la sonrisa
y un poco más,
Los llenos de zapatos, los arcángeles con sombreros,
Los satisfechos, los gordos, los lindos,
Los rintintín y sus secuaces,
los que cómo no, por aquí,
Los que ganan, los que son queridos
hasta la empuñadura,
Los flautistas acompañados por ratones,
Los vendedores y sus compradores,
Los caballeros ligeramente sobrehumanos,
Los hombres vestidos de truenos
y las mujeres de relámpagos,
Los delicados, los sensatos, los finos,
Los amables, los dulces, los comestibles
y los bebestibles.
Felices las aves, el estiércol, las piedras.
Pero que den paso a los que hacen los mundos y los sueños,
Las ilusiones, las sinfonías, las palabras
que nos desbaratan
Y nos construyen, los más locos que sus madres,
los más borrachos
Que sus padres y más delincuentes
que sus hijos
Y más devorados
por amores calcinantes.
Que les dejen su sitio en el infierno,
y basta.
Roberto Fernández Retamar