LA CREACION DEL PARTIDO MILITAR

Por Luis Saavedra

A diferencia de otros países, donde las clases dominantes lograron conciliar el ejercicio de sus intereses con un respeto más o menos formal de las instituciones de la República, propia de la democracia burguesa, en Argentina necesitaron casi permanentemente formas espúreas de control, como fraude electoral o los golpes militares.

Sin duda la combatividad y organización de la clase obrera argentina y de otros sectores populares, que fueron en ciertos momentos sus aliados, como los chacareros del Grito de Alcorta o los estudiantes de la Reforma, cumplió un papel central en esta imposibilidad de ejercer en plenitud su hegemonía. Con una serie de variantes y alternativas, que no constituyen el tema de esta nota.

"Momentos de Memoria", columna de opinión emitida en "Hipótesis" el sábado 7 de septiembre de 2013.


Lo que nos proponemos hoy es analizar la génesis del Partido Militar, como instrumento de control político de las clases dominantes.
Su origen podemos situarlo en el golpe militar del 6 de septiembre de 1930, del cual se cumplieron ayer nada menos que 83 años.
Fue liderado por el General José Félix Uriburu y derrocó al presidente Hipólito Yrigoyen, de la Unión Cívica Radical, quien había sido elegido democráticamente para ejercer su segundo mandato en 1928. Paradójicamente, el general Uriburu había sido uno de los organizadores de la Revolución de 1890, un levantamiento cívico-militar que dio origen a la Unión Cívica Radical.
El 10 de septiembre, Uriburu fue reconocido como presidente Provisional de la Nación por la Corte Suprema mediante la acordada que dio origen a la doctrina de los gobiernos de facto y que sería utilizada para legitimar a todos los demás golpes militares.
El gobierno militar se proponía establecer un gobierno de inspiración fascista y le encargó la redacción de su proclama inicial al escritor Leopoldo Lugones, quién había adherido a esas ideas en 1924, al pronunciar ante los jefes militares un difundido discurso, «La hora de la espada», donde el ex cofundador del Partido Socialista,  anunciaba el deterioro de la democracia, su inestabilidad y su devenir hacia la demagogia.
Una de las primeras medidas de Uriburu fue establecer una estructura estatal represiva ilegal, creando la Sección Leyes Especiales de la Policía Federal, para utilizar sistemáticamente la tortura contra los opositores, siendo la primera en utilizar la electricidad con tal fin, mediante las picanas diseñadas para el ganado.
De manera quizás no casual, el jefe de dicha sección fue el Comisario Leopoldo Lugones, hijo del escritor. Circula una anécdota de la época de la dictadura cívico militar genocida, que ilustra las contradicciones de la sociedad argentina.
Susana Pirí Lugones, hija del comisario torturador y nieta del escritor y poeta,    devenido ideólogo fascista, periodista, escritora, docente y traductora de gran capacidad, fue militante, sucesivamente, de las Fuerzas Armadas Peronistas y luego de Montoneros.
Secuestrada por un grupo de tareas de la Armada el 20 de diciembre de 1977, se la considera desaparecida, según testimonios de sobrevivientes de la ESMA, desde febrero de 1978. También señalan dichos testigos que Pirí, cuando le aplicaban la picana gritaba “métanle nomás, que esto lo inventó mi papá”. Tenía 52 años y un coraje a toda prueba.
Al no poder instaurar el régimen político corporativo que se proponía, ante la falta de apoyo político, Uriburu llamó a elecciones, pero dispuso proscribir la participación en ellas de la Unión Cívica Radical. En realidad, hubo primero una elección piloto, en la provincia de Buenos Aires, que ganaron los radicales y fue inmediatamente anulada.
La reinstauración democrática fue falaz, restringida y controlada por las Fuerzas Armadas que dio origen a una serie de gobiernos conservadores fraudulentos y corruptos que fueron conocidos como la Década Infame.
El eje económico de esa Década (que en realidad duró 13 años) fue el Pacto Roca – Runciman, firmado entre el vicepresidente Julio Argentino Roca, hijo del general genocida de pueblos originarios, dos veces presidente fradulento y el funcionario inglés cuyo título es  canciller del Exchequer y equivale a nuestro ministro de Economía.
Las concesiones realizadas por nuestro país merecieron que Arturo Jauretche lo llamara “Estatuto legal del coloniaje”. Confirmando, a priori,  esta afirmación, durante la cena de gala con que se festejó la firma del pacto, se dijo que “Argentina es la perla más preciada de la Corona Británica”. Pero no lo dijo el inglés, lo dijo Roca.
El 20 de febrero de 1932, el general José Félix Uriburu le entregó el poder al general Agustín P. Justo, verdadera fuerza material del golpe de Estado; que si bien participó en el golpe,  pretendía un gobierno pseudo democrático, conservador y restringido.
Los llamados radicales antipersonalistas, es decidir antiyrigoyenistas, el ala alvearista conservadora, ligada estrechamente a la oligarquía, se prestaron a las farsas electorales.
Los yrigoyenistas, decretaron la abstención e intransigencia, siguiendo la política de Alem e Yrigoyen en los orígenes del partido. También hubo intentos revolucionarios protagonizados por militares y civiles radicales, derrotados y reprimidos.
La represión, dirigida principalmente contra comunistas y, sobre todo, anarquistas, que en los años 30 conservaban algo de su influencia en el movimiento se cobró, a pocos días del golpe, la vida de Joaquín Penina.
Fue el10 de setiembre, el mismo día que la Suprema Corte de Justicia de la Nación le daba barniza legal al golpe, aquí en las barrancas del Saladillo, clandestinamente, por orden del jefe de policía de facto de la ciudad de Rosario, el teniente coronel Lebrero.
Y así nació el Partido Militar, verdadero partido de las clases dominantes, que, después del interregno peronistas, inició en 1955 la era de los golpes de estado, que culminaron en 1976 con la dictadura cívico militar genocida.
La democracia recuperada el 10 de diciembre de 1983, es el bien más preciado que debemos cuidar, más allá de los muchos retrocesos que hubo dentro de la misma, también hubo avances.
La democracia es el terreno donde el conflicto social se puede plantear en beneficio de los sectores populares y de los intereses nacionales, llevando adelante el largo asedio a la fortaleza capitalista que postulaba Antonio Gramsci.
A condición de Nunca Más Partido Militar.