LA NOCHE DE LOS LAPICES: SEGUIR ESCRIBIENDO LA HISTORIA

Por Ester Stekelberg 
stekelberg@gmail.com


"Nosotros nos miramos en el horror, sabemos del horror y en virtud de que muchos quedaron, siempre digo que nosotros fuimos los que les soltamos las manos a los compañeros ausentes. Y es cierto. Tenemos sus últimas miradas, sus últimas voces, sus últimas alegrías, sus últimos estados de depresión, sus últimos gritos... La responsabilidad mía, de andar testimoniando, no es agradable pero es justa. Y la responsabilidad --perdónenme-- que tienen ustedes, los jueces, no es la impunidad sino el castigo".
Pablo Díaz, sobreviviente de La Noche de los Lápices, 2 de diciembre 1998, frente a la Cámara Federal de La Plata.




"Contratapa", columna de opinión emitida en "Hipótesis" el lunes 16 de septiembre de 2013.


Hace 37 años, en la madrugada del 16 de septiembre de 1976, Daniel Racero (18 años) y Horacio Ungaro (17 años), Normal 3 de La Plata; Claudio de Acha (17 años) Colegio Nacional de La Plata; María Claudia Falcone (16 años), María Clara Ciocchini (18 años) y Francisco López Muntaner (16 años), Bellas Artes de La Plata fueron secuestrados de sus domicilios por un grupo de tareas del Batallón 601 del Servicio de Inteligencia del Ejército y de la Policía de la provincia de Buenos Aires, la policía del genocida Ramón Camps quien adujo que este operativo se realizaba "por el accionar subversivo en las escuelas".

Los jóvenes, con compromiso militante, participando en la UES y en otras agrupaciones en defensa de los derechos estudiantiles, se habían movilizado por el boleto secundario, suspendido en 1975 y en otras reivindicaciones.   

Daniel Alberto Racero, Horacio Ángel Ungaro, Francisco López Muntaner, María Claudia Falcone, Claudio De Acha y María Clara Ciocchini continúan hoy desaparecidos.

De los cuatro que sobrevivieron a las torturas y vejaciones -Emilce Moler, Pablo Díaz (secuestrado el 21 de setiembre), Gustavo Calotti y Patricia Miranda- tres pudieron dar testimonio del horror ante la Justicia. Reconocieron que estuvieron en los centros clandestinos de detención de Arana, Pozo de Banfield, Pozo de Quilmes, Jefatura de Policía de la Provincia de Buenos Aires y las Comisarías 5a., 8a., y 9a. de La Plata y 3a. de Valentín Alsina, en Lanús, y el Polígono de Tiro de la Jefatura de la Provincia de Buenos Aires.

La abogada Ana Pipi Oberlin, defensora en causas de violaciones a los derechos humanos, militante de la agrupación HIJOS y mujer sensible y brillante si las hay, escribe en una de las redes sociales:

“Cada 16 de septiembre no puedo evitar pensar en el horror al que sometieron a tantos adolescentes en nuestro país. Los de la ‘noche de los lápices’ son los que quizás mas trascendieron, pero hay muchos, demasiados, que fueron arrancados de sus vidas de casi niños, de casi jóvenes, por la ferocidad y la perversión del poder genocida. Cuando veo los adolescentes de hoy enamorados de la política, de la discusión, con ese apasionamiento tan elocuente, me conmuevo pensando que es tan cierta esa frase que alguna vez me pareció tan ñoña que dice que podrán cortar todas las flores pero no detener la primavera. Pensar que pensaban que nos mataban y --en realidad--, nos estaban sembrando. Mi recuerdo para esos niños adolescentes del 76 y mi esperanza en los niños adolescentes de hoy”.

Esta contra le pide prestado a la Pipi su pensamiento profundo y esperanzado, lo plasma en el cierre del capítulo de hoy y agrega que las muertes no fueron en vano y los lápices seguirán escribiendo la historia.