Por Luis Saavedra
elidaluis@gmail.comLas decisivas elecciones que ayer, 15 de diciembre, se celebraron en la hermana República de Chile, dejaron en segundo plano la conmemoración de un hecho que sucedieron en igual fecha de 1531: el nacimiento de Caupolicán, líder mapuche.
A la llegada de los españoles habitaban el sur de Chile y una franja del sudoeste argentino los mapuches, pueblo originario que se daba a sí mismo este nombre, que en su idioma mapudungún quiera decir gente de la tierra.
Los españoles los
llamaron araucanos, nombre que Alonso de Ercilla utiliza en su obra La Araucana , en la que hace
un vivo relato de la guerra contra los invasores llevada adelante por los
mapuches, dirigidos primero por Lautaro y luego por Caupolicán.
Lautaro es
considerado por los historiadores de la guerra un gran estratega, a la par de
otros famosos como Alejandro Magno, Aníbal o Napoleón.
Cuando tenía 11
años fue capturado por los españoles y utilizado como yanacona, palabra que
viene del quechua, que en el imperio incaico era una situación de ayuda mutua,
pero en el español tenía el carácter de servidor en la paz y de indio auxiliar
en la guerra.
Nombrado más
adelante paje personal del conquistador Pedro de Valdivia, aprendió de los españoles el uso del caballo
y las tácticas de la guerra.
Luego de fugarse
del campamento español, llamó a su pueblo a la lucha, les enseñó las tácticas
guerreras aprendidas con sus jefes españoles, adaptándola a su propia
idiosincrasia de pueblo libre y democrático.
Elegido toqui o
jefe de guerra, libró numerosas batallas victoriosas contra el invasor,
llegando a capturar y ejecutar al propio Pedro de Valdivia.
Murió finalmente en
combate, pero quedó como símbolo de la lucha de su pueblo y por eso los
libertadores del siglo XIX dieron su nombre a la Logia que organizaron para
luchar por la
Independencia.
Durante un tiempo
los mapuches sufrieron derrotas por la falta de un hábil jefe de guerra, hasta que eligieron toqui a
Caupolicán, quien había participado en las batallas de Lautaro.
Obtuvo también
victorias, aunque sin llegar al genio de Lautaro. Derrotado y capturado por la
traición del yanacona Andresillo, los conquistadores lo condenaron a la
terrible muerte por empalamiento, que recuerda Alonso de Ercilla, Rubén Darío,
Pablo Neruda y otros poetas.
Según el relato de
Ercilla, Caupolicán no mostró temor alguno, de una patada sacó al verdugo del
tablado y se sentó el mismo sobre la pica, muriendo por perforación intestinal
sin manifestar el dolor terrible que significaba aquella muerte.
Los españoles no
lograron dominar nunca a los mapuches, que se mantuvieron independientes al sur
del río Bío Bío. Fueron sus descendientes criollos quienes llevaron adelante la
tarea genocida a ambos lados de la cordillera.
De nuestro lado, el
general Julio Argentino Roca emprendió
la llamada Conquista del Desierto, una operación de genocidio y saqueo,
apoyada económicamente por la
Sociedad Rural , en 1879.
Del lado chileno,
varios gobiernos sucesivos, llevaron adelante, entre 1861 y 1883 la llamada
Pacificación de la
Araucanía.
En ambos lados de
la cordillera los mapuches sobrevivientes luchan por sus derechos, a la tierra,
a la lengua y a su forma de vida.
Los mapuches
trasandinos son más numerosos que los argentinos y sus luchas mucho más duras.
Hay una cantidad importante de luchadores presos y se han llevado adelante
movilizaciones por su libertad, que los detenidos suelen acompañar con
valerosas huelgas de hambre.
El rechazo al
invasor sigue vivo en sus corazones a tal punto que no se consideran a sí mismo
chilenos, aún cuando las circunstancias los obliguen a utilizar documentos
emitidos por el estado de ese país.
El espíritu de
Lautaro y Caupolicán sigue vivo en lo que los gobernantes blancos llaman la Araucanía y constituye
una de las 15 regiones en que se divide Chile, país de constitución unitaria,
siendo los Intendentes de las regiones elegidos a dedo por la presidencia de la República.
Nunca eligieron un
mapuche Intendente de la
Araucanía.