miguelferrari@gmail.com
"La naturaleza de la guerra en el siglo
XXI ha cambiado", manifiesta el politólogo estadounidense Gene Sharp, y
agrega "nosotros combatimos con armas psicológicas, sociales, económicas y
políticas".
Como se puede apreciar, estas son las armas que en
la actualidad se utilizan para derrocar gobiernos, antes de recurrir a las
armas convencionales. Sharp es autor de un polémico ensayo titulado “De la dictadura a la democracia”; en este trabajo describe
198 métodos para derrocar gobiernos mediante lo que se conoce como “golpes
suaves”. "Con los Ojos del Sur", columna de opinión emitida en "Hipótesis" el sábado 5 de abril de 2014.
El eje del pensamiento de Sharp radica en la consideración de que el
poder no es monolítico. Para Sharp el poder de cualquier Estado
—independientemente de su organización estructural interna— deriva de los
individuos de ese Estado. Su idea-fuerza consiste en que toda estructura de
poder se basa en la obediencia de los sujetos a las órdenes de los dirigentes.
De esa forma, si el sujeto no obedece, los líderes no tienen poder.
Estos “golpes suaves”, como lo demuestran
los hechos acontecidos en distintos lugares del planeta, no son las únicas
herramientas para interrumpir determinados procesos políticos.
Si el gobierno al que se quiere derrocar no
ha construido una sólida y organizada base popular, es probable que el llamado
“golpe suave” sea suficiente; puesto que —incluso— puede llegar a sumar a
numerosos sectores de la población a sus maniobras, facilitando de este modo la
caída de ese gobierno.
Pero, si ello no ocurre, en un segundo
momento la suavidad se torna en dureza y comienzan a funcionar los mecanismos
militares, llegando a una intervención armada por parte de una potencia
extranjera o mediante la utilización de mercenarios.
Una de las estrategias ya probadas —con
buenos resultados para los golpistas— consiste en fragmentar el país,
garantizando zonas “liberadas” que pidan ayuda “humanitaria” a las grandes
potencias.
Los casos de Kosovo (en 1999) y de Libia (en
2010-2011) donde el rol intervencionista le cupo a la OTAN , ponen de relieve que
este es uno de los caminos preferidos por el imperio y sus socios europeos,
para moldear el planeta a su antojo.
El analista uruguayo Raúl Zibechi, en un artículo titulado “La tercera
guerra fría en América latina”, publicado por estos días en La Jornada de México, señala
“la presencia de China es ya determinante en América del Sur, en particular en
el área comercial, mientras las inversiones asiáticas crecen progresivamente.
También viene aumentando la presencia de Rusia, en particular en el área
militar. Ambas influencias no pueden ser indiferentes y marcan prioridades.
Venezuela es el país de la región donde se concentran la presencia económica
china, la alianza militar con Rusia y lazos comerciales y políticos con Irán.
Es mucho más de lo que hubieran tolerado Spykman y Henry Kissinger”, concluye.
Recordemos
que Nicholas Spykman, fallecido en 1943, fue el teórico geopolítico que tuvo
mayor influencia sobre la política exterior de los Estados Unidos en el siglo
XX.
Spykman
consideraba que los países caribeños, incluyendo Colombia y Venezuela, formaban
una zona de influencia donde la supremacía de Estados Unidos no puede ser
cuestionada.
En este marco, llamémosle “teórico”, Washington está embarcado en una
guerra de desgaste contra el proceso bolivariano que tiene lugar en Venezuela.
Como bien sabemos, una parte fundamental de esta estrategia está en
manos de los grandes medios de desinformación. Todos los días nos bombardean con
noticias falsas o distorsionadas. Es necesario crear en la opinión pública un
espíritu de animadversión contra el gobierno democrático, elegido libremente
por la ciudadanía, para —gradualmente— ir tildándolo de represivo, autocrático
y finalmente dictatorial.
Hoy, sin ir más lejos, las cadenas informativas de todo el continente
están distorsionando la información acerca de lo ocurrido en la Universidad Central
de Venezuela. La falacia que se difunde señala que en la mencionada Universidad
hubo una brutal represión chavista.
La realidad (hay varios videos que lo corroboran) indica que en el
campus de esa alta casa de estudios, una treintena de jóvenes —la mayoría
encapuchados— apalearon al estudiante William Muñoz y estuvieron a punto de
incinerarlo vivo, cosa que no ocurrió gracias a la intervención de los
bomberos.
Esto se puede ver por Internet, con solo digitar el nombre del
estudiante agredido… reiteramos, su nombre es William Muñoz.
Más allá de esta perversa campaña de desestablilización perpetrada por
los sectores fascistas de Venezuela, con ayuda del imperio y de los narcos
colombianos, la Revolución Bolivariana
continúa su marcha empeñada en llevar adelante “El plan de la Patria ” legado por el
presidente Chávez.
El lunes pasado tuvimos oportunidad de asistir —en la Facultad de Humanidades y
Artes— a la presentación del libro de Jaskel Shapiro, titulado “Del Caracazo a
los saqueos en Rosario en 1989” .
En esa oportunidad se dirigió al público asistente la licenciada Isabel
Cristina Delgado Arría, Embajadora Permanente de la República Bolivariana
de Venezuela ante el MERCOSUR y la Asociación
Latinoamericana de Integración (ALADI).
Entrevistada por Hipótesis sobre el rol de Venezuela en estos dos
organismos internacionales y las perspectivas futuras, nos respondía de este
modo…
(audio)
Isabel Cristina
Delgado Arría, Embajadora Permanente de la República Bolivariana
de Venezuela ante el MERCOSUR y la Asociación
Latinoamericana de Integración (ALADI).
Luego de escuchar
sus palabras, este columnista no pudo menos que recordar esa consigna que la
mayoría de los venezolanos corean en esas multitudinarias marchas… “Chávez
vive, la lucha sigue”.