ESTADO ISLAMICO PARA TODO SERVICIO

Por Miguel Angel Ferrari
miguelferrari@gmail.com

En programas anteriores hemos abordado los orígenes del denominado Estado Islámico.
En una apretadísima síntesis le recordamos a la audiencia que este criminal engendro tiene sus raíces en Al Qaeda y en la generosa ayuda de los Estados Unidos, la OTAN y las monarquías del Golfo, con el propósito de desestabilizar y derrocar al gobierno de Siria. Tarea que les está resultando de difícil cumplimiento.



"Con los Ojos del Sur", columna de opinión emitida en "Hipótesis" el sábado 11 de octubre de 2014.



Durante los combates en Siria esta organización terrorista, comenzó a distanciarse de Al Qaeda, al tiempo que fue tomando cuerpo la idea —vista con buenos ojos por Occidente— de ocupar regiones de Irak y de Siria (especialmente en el norte de este país).
                         
También hemos abordado en Hipótesis el papel protagónico del senador John McCain, en la creación y fortalecimiento del actual Estado Islámico.

Este Frankenstein creado por el imperio, como no podría ser de otro modo, cobró cierta independencia. Su accionar errático, fruto de su carácter mercenario, ha entrado en colisión con los intereses de Washington.

Pero, esas contradicciones que en este momento han llevado al gobierno de Barack Obama y sus adláteres del llamado Consejo de Cooperación del Golfo, a bombardear territorios iraquí y sirio; se patentizan con las actitudes de Arabia Saudita, uno de los principales proveedores de armamento y efectivos al Estado Islámico; y de Turquía (ahora sumado al mencionado Consejo), a través de cuyo territorio fluyeron armas y combatientes hacia este Estado terrorista.

Hablando de los bombardeos sobre territorio sirio ocupado por el Estado Islámico, en primer término debemos recordar que estas acciones estadounidenses y de sus aliados, se llevan a cabo sin la solicitud de permiso al Gobierno Sirio. Vale decir que —una vez más— Washington convierte en papel mojado la Carta de las Naciones Unidas.

Pero ello no es todo. Con el pretexto de atacar a los terroristas del califato, los aviones de los Estados Unidos destruyeron con sus misiles refinerías sirias —en manos de los yihadistas— que más tarde o más temprano podrán ser recuperadas militarmente por las fuerzas armadas sirias. Vale decir que, con estas acciones, el país del norte está destruyendo sitios estratégicos de Siria, en cumplimiento de su plan de colocar un gobierno títere en Damasco.

Mientras tanto —y esto tiene que ver con el carácter contradictorio de este rompecabezas geopolítico del que hablábamos— las refinerías en territorio sirio, que se hallan en manos del Estado Islámico venden lo más tranquilas sus productos en el mercado internacional, violando las resoluciones 1373 y 2170 adoptadas respectivamente en 2011 y 2014 por el Consejo de Seguridad de la ONU.

Estas resoluciones obligan a los estados miembros de la Organización de las Naciones Unidas, a prevenir y reprimir la financiación de los actos terroristas y abstenerse de proporcionar cualquier tipo de apoyo, activo o pasivo, a las entidades o personas implicadas en actos terroristas.

En particular, la Resolución 2170/14 insta a todos los estados a que colaboren en los esfuerzos por localizar y hacer comparecer ante la justicia a las personas, grupos, empresas y entidades asociados con Al Qaeda y el Estado Islámico, que perpetren, organicen y patrocinen actos terroristas.

Es de público conocimiento —señala el analista francés Thierry Meyssan, en su artículo titulado «Tras la coartada antiterrorista, la guerra del gas en el Levante»— que el Emirato Islámico está robando hidrocarburos en Irak y Siria y que los envía a través de los oleoductos existentes hasta el puerto turco de Ceyhan, de donde son transportados por barco hasta Israel por los tanqueros de la Palmali Shipping & Agency JSC, la compañía del millonario turco-azerí Mubariz Gurbanoglu. Ya en el puerto israelí de Ascalón, las autoridades de Israel «blanquean» el petróleo robado proporcionando certificados falsos, como si viniera del yacimiento de Eilat. El petróleo robado por el Emirato Islámico es exportado entonces hacia la Unión Europea, cuyos miembros fingen creer que se trata de petróleo israelí”, finaliza el analista francés.


Este verdadero caleidoscopio que nos presentan los conflictos del Medio Oriente —cuyos mayores responsables fueron los sucesivos gobiernos estadounidenses con sus invasiones, devastación y masacres— en una primera lectura nos desconcierta.

  • Los Estados Unidos y sus aliados crean un Frankenstein que ahora dicen combatir.

  • El Congreso estadounidense apoya con armas y dinero a los insurgentes supuestamente moderados de Siria, para que luchen contra el gobierno de Bashar al-Assad. Pero esos insurgentes son aliados de los terroristas del Estado Islámico. Hay testimonios de distinta índole —incluso fotográficos— que muestran al senador estadounidense John McCain con integrantes de los “moderados” y de los yihadistas en un mismo recinto. Entre estos últimos se hallaba presente, nada menos que Ibrahim al-Bagdadí, el actual jefe de los terroristas del mencionado Estado Islámico.

  • El Pentágono bombardea las refinerías sirias en manos de los terroristas, pero los aliados de los Estados Unidos siguen comprando el petróleo robado a Siria por esos mismos terroristas.

Podríamos estar horas, días… mencionando aparentes contradicciones, pero con éstas creemos que es suficiente.

Además, la experiencia de estas últimas décadas nos ha demostrado que —como ocurre con la mafia— los protagonistas cambian permanentemente de alianzas y lealtades. Washington era aliado de Al Qaeda en Afganistán contra los soviéticos. Luego de las Torres Gemelas invaden a ese mismo país para derrotar a Al Qaeda. Más tarde en Libia se valen de estos mismos terroristas para derrocar y asesinar a Muhammar Gaddafi, con el que habían hecho buenas migas a fines del siglo pasado. Después, aprovechando el “éxito” obtenido en Libia, el imperio desplaza a contingentes de terroristas que hicieron el trabajo en ese país y los llevan a Siria para que hagan la misma tarea. Allí se les hace más difícil, al punto que hasta el día de hoy no han logrado sus propósitos últimos. Finalmente, cuando estos terroristas se “van de mambo” y ocupan medio Irak y el norte de Siria, ahora los bombardean. Seguramente en un futuro no muy lejano serán nuevamente aliados.

Ya hay algunos indicios que hacen pensar que estos terroristas… que este Frankenstein… tendrá tareas estratégicas muy importantes a no muy largo plazo.

Como esas bacterias tan versátiles que van mutando para eludir el ataque de los antibióticos, estos terroristas también mutan. Como hemos visto a lo largo de este comentario, lo han hecho en reiteradas oportunidades.

Desde hace menos de un mes, han comenzado en el Estado Islámico severísimas sanciones —una verdadera purga— entre los oficiales provenientes del norte de Africa. Por ejemplo: los tunecinos que tomaron el aeropuerto militar de Raqqa, en Siria, el 25 de agosto pasado, fueron arrestados por desobediencia, juzgados y ejecutados por orden de sus superiores. Al parecer, este califato islámico tiene intenciones de disminuir el protagonismo de sus combatientes árabes, al tiempo que promueve a combatientes chechenos. Estos milicianos separatistas de Rusia —como recordarán— están enfrentados con el gobierno central de Moscú. El puente más importante para la llegada de chechenos al Estado Islámico, está constituido por los servicios secretos georgianos. A nadie escapa que el Gobierno de Georgia es un aliado incondicional de los Estados Unidos.

“Bajo el nombre de Abu Omar al-Shishani —señala el sitio web “Red Voltaire”—, un sargento de la inteligencia militar georgiana, cuyo verdadero nombre es Tarkhan Batirashvili, se ha convertido en uno de los principales jefes” de los terroristas del Estado Islámico.

El mismo sitio da cuenta que desde junio de este año, centenares de yihadistas chinos —con la ayuda de los Estados Unidos y Turquía— han arribado al norte de Siria. Estos mercenarios pertenecen a la etnia uigur, asentada en el noroeste de la República Popular China. Son musulmanes sunnitas que utilizan el idioma turco.

La presencia de chechenos en áreas de conducción y la incorporación de chinos uigures, nos hacen sospechar que el pensamiento estratégico de Zbigniew Brzezinski de dividir a Rusia en tres estados para cercar a China, algo tiene que ver con la próxima alianza mafiosa entre los Estados Unidos y los terroristas que dicen ser musulmanes.

Finalmente, no podemos concluir esta columna sin mencionar la dramática situación que —en estos precisos momentos— está viviendo la población kurdo-siria de la ciudad de Kobani.

Tropas del Estado Islámico, con imponentes pertrechos militares y tanques de guerra tomados —en su momento— al ejército iraquí, están penetrando en esta ciudad, uno de los tres centros más importantes de la población kurda en el norte de Siria, en la frontera con Turquía.

La situación es confusa, pero se estima que prácticamente la mitad de esta población ya ha caído en manos de este Estado terrorista. Incluso es posible que en estos momentos en los que estamos saliendo al aire, Kobani haya caído en manos del Estado islámico.

Los bombardeos estadounidenses y de sus aliados no han podido —o no han querido— impedir este avance terrorista, que podría convertir a Kobani en una ciudad mártir. Si bien doscientas mil personas ya han huido hacia Turquía, quienes todavía permanecen allí podrían ser víctimas de genocidio.

La caída de Kobani en manos de los terroristas del Estado Islámico, les permitiría controlar una frontera con Turquía de 400 kilómetros.

Turquía, por su parte —como ya sabemos— tiene una muy mala relación con el pueblo kurdo, también asentado en su territorio; de modo que no está realizando muchos esfuerzos para impedir esta limpieza étnica que está a punto de producirse.


El imperio, en sus primeros tramos de su probablemente prolongada  decadencia, está actuando en esta región como aquel aprendiz de brujo que no puede controlar lo que ha desatado con invasiones y crímenes de lesa humanidad.