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En programas anteriores hemos abordado los
orígenes del denominado Estado Islámico.
En una apretadísima síntesis le recordamos
a la audiencia que este criminal engendro tiene sus raíces en Al Qaeda y en la
generosa ayuda de los Estados Unidos, la OTAN y las monarquías del Golfo, con el propósito
de desestabilizar y derrocar al gobierno de Siria. Tarea que les está resultando
de difícil cumplimiento.
"Con los Ojos del Sur", columna de opinión emitida en "Hipótesis" el sábado 11 de octubre de 2014.
Durante los combates en Siria esta
organización terrorista, comenzó a distanciarse de Al Qaeda, al tiempo que fue
tomando cuerpo la idea —vista con buenos ojos por Occidente— de ocupar regiones
de Irak y de Siria (especialmente en el norte de este país).
También hemos abordado en Hipótesis el
papel protagónico del senador John McCain, en la creación y fortalecimiento del
actual Estado Islámico.
Este Frankenstein creado por el imperio,
como no podría ser de otro modo, cobró cierta independencia. Su accionar
errático, fruto de su carácter mercenario, ha entrado en colisión con los
intereses de Washington.
Pero, esas contradicciones que en este
momento han llevado al gobierno de Barack Obama y sus adláteres del llamado
Consejo de Cooperación del Golfo, a bombardear territorios iraquí y sirio; se
patentizan con las actitudes de Arabia Saudita, uno de los principales
proveedores de armamento y efectivos al Estado Islámico; y de Turquía (ahora
sumado al mencionado Consejo), a través de cuyo territorio fluyeron armas y
combatientes hacia este Estado terrorista.
Hablando de los bombardeos sobre
territorio sirio ocupado por el Estado Islámico, en primer término debemos
recordar que estas acciones estadounidenses y de sus aliados, se llevan a cabo
sin la solicitud de permiso al Gobierno Sirio. Vale decir que —una vez más—
Washington convierte en papel mojado la Carta de las Naciones Unidas.
Pero ello no es todo. Con el pretexto de
atacar a los terroristas del califato,
los aviones de los Estados Unidos destruyeron con sus misiles refinerías sirias
—en manos de los yihadistas— que más tarde o más temprano podrán ser
recuperadas militarmente por las fuerzas armadas sirias. Vale decir que, con
estas acciones, el país del norte está destruyendo sitios estratégicos de Siria,
en cumplimiento de su plan de colocar un gobierno títere en Damasco.
Mientras tanto —y esto tiene que ver con
el carácter contradictorio de este rompecabezas geopolítico del que hablábamos—
las refinerías en territorio sirio, que se hallan en manos del Estado Islámico
venden lo más tranquilas sus productos en el mercado internacional, violando
las resoluciones 1373 y 2170 adoptadas
respectivamente en 2011 y 2014 por el Consejo de Seguridad de la ONU.
Estas resoluciones obligan a los estados miembros de la Organización de las
Naciones Unidas, a prevenir y reprimir la financiación de los actos
terroristas y abstenerse de proporcionar cualquier tipo de apoyo, activo o
pasivo, a las entidades o personas implicadas en actos terroristas.
En
particular, la Resolución
2170/14 insta a todos los estados a que colaboren
en los esfuerzos por localizar y hacer comparecer ante la justicia a las
personas, grupos, empresas y entidades asociados con Al Qaeda y el Estado
Islámico, que perpetren, organicen y patrocinen actos terroristas.
“Es de público conocimiento —señala el analista francés Thierry Meyssan, en su artículo titulado «Tras la coartada antiterrorista, la guerra del gas en el
Levante»— que
el Emirato Islámico está robando hidrocarburos en Irak y Siria y que los
envía a través de los oleoductos existentes hasta el puerto turco de
Ceyhan, de donde son transportados por barco hasta Israel por
los tanqueros de la
Palmali Shipping & Agency JSC, la compañía del millonario
turco-azerí Mubariz Gurbanoglu. Ya en el puerto israelí de Ascalón, las
autoridades de Israel «blanquean» el petróleo robado proporcionando
certificados falsos, como si viniera del yacimiento de Eilat.
El petróleo robado por el Emirato Islámico es exportado entonces hacia
la Unión Europea, cuyos miembros fingen creer que se trata de
petróleo israelí”, finaliza el analista francés.
Este verdadero caleidoscopio que nos presentan los
conflictos del Medio Oriente —cuyos mayores responsables fueron los sucesivos
gobiernos estadounidenses con sus invasiones, devastación y masacres— en una
primera lectura nos desconcierta.
- Los
Estados Unidos y sus aliados crean un Frankenstein que ahora dicen
combatir.
- El
Congreso estadounidense apoya con armas y dinero a los insurgentes
supuestamente moderados de Siria, para que luchen contra el gobierno de
Bashar al-Assad. Pero esos insurgentes son aliados de los terroristas del
Estado Islámico. Hay testimonios de distinta índole —incluso fotográficos—
que muestran al senador estadounidense John McCain con integrantes de los
“moderados” y de los yihadistas en un mismo recinto. Entre estos últimos
se hallaba presente, nada menos que Ibrahim al-Bagdadí, el actual jefe de
los terroristas del mencionado Estado Islámico.
- El
Pentágono bombardea las refinerías sirias en manos de los terroristas,
pero los aliados de los Estados Unidos siguen comprando el petróleo robado
a Siria por esos mismos terroristas.
Podríamos estar horas, días… mencionando aparentes
contradicciones, pero con éstas creemos que es suficiente.
Además, la experiencia de estas últimas décadas nos
ha demostrado que —como ocurre con la mafia— los protagonistas cambian
permanentemente de alianzas y lealtades. Washington era aliado de Al Qaeda en
Afganistán contra los soviéticos. Luego de las Torres Gemelas invaden a ese
mismo país para derrotar a Al Qaeda. Más tarde en Libia se valen de estos
mismos terroristas para derrocar y asesinar a Muhammar Gaddafi, con el que
habían hecho buenas migas a fines del siglo pasado. Después, aprovechando el
“éxito” obtenido en Libia, el imperio desplaza a contingentes de terroristas
que hicieron el trabajo en ese país y los llevan a Siria para que hagan la
misma tarea. Allí se les hace más difícil, al punto que hasta el día de hoy no
han logrado sus propósitos últimos. Finalmente, cuando estos terroristas se
“van de mambo” y ocupan medio Irak y el norte de Siria, ahora los bombardean.
Seguramente en un futuro no muy lejano serán nuevamente aliados.
Ya hay algunos indicios que hacen pensar que estos
terroristas… que este Frankenstein… tendrá tareas estratégicas muy importantes
a no muy largo plazo.
Como esas bacterias tan versátiles que van mutando
para eludir el ataque de los antibióticos, estos terroristas también mutan.
Como hemos visto a lo largo de este comentario, lo han hecho en reiteradas
oportunidades.
Desde hace menos de un mes, han
comenzado en el Estado Islámico severísimas sanciones —una verdadera purga—
entre los oficiales provenientes del norte de Africa. Por ejemplo: los
tunecinos que tomaron el aeropuerto militar de Raqqa, en Siria, el 25 de agosto
pasado, fueron arrestados por desobediencia, juzgados y ejecutados por orden de
sus superiores. Al parecer, este califato
islámico tiene intenciones de disminuir
el protagonismo de sus combatientes árabes, al tiempo que promueve a
combatientes chechenos. Estos milicianos separatistas de Rusia —como
recordarán— están enfrentados con el gobierno central de Moscú. El puente más
importante para la llegada de chechenos al Estado Islámico, está constituido
por los servicios secretos georgianos. A nadie escapa que el Gobierno de
Georgia es un aliado incondicional de los Estados Unidos.
“Bajo el nombre de Abu Omar al-Shishani —señala el
sitio web “Red Voltaire”—, un sargento de la inteligencia militar georgiana,
cuyo verdadero nombre es Tarkhan Batirashvili, se ha convertido en uno de
los principales jefes” de los terroristas del Estado Islámico.
El mismo sitio da cuenta que desde junio de este
año, centenares de yihadistas chinos —con la ayuda de los Estados Unidos y
Turquía— han arribado al norte de Siria. Estos mercenarios pertenecen a la
etnia uigur, asentada en el noroeste de la República Popular
China. Son musulmanes sunnitas que utilizan el idioma turco.
La presencia de chechenos en áreas de conducción y
la incorporación de chinos uigures, nos hacen sospechar que el pensamiento
estratégico de Zbigniew Brzezinski de dividir a Rusia en tres estados para
cercar a China, algo tiene que ver con la próxima alianza mafiosa entre los
Estados Unidos y los terroristas que dicen ser musulmanes.
Finalmente, no podemos concluir esta columna sin
mencionar la dramática situación que —en estos precisos momentos— está viviendo
la población kurdo-siria de la ciudad de Kobani.
Tropas del Estado Islámico, con imponentes
pertrechos militares y tanques de guerra tomados —en su momento— al ejército
iraquí, están penetrando en esta ciudad, uno de los tres centros más
importantes de la población kurda en el norte de Siria, en la frontera con
Turquía.
La situación es confusa, pero se estima que
prácticamente la mitad de esta población ya ha caído en manos de este Estado
terrorista. Incluso es posible que en estos momentos en los que estamos
saliendo al aire, Kobani haya caído en manos del Estado islámico.
Los bombardeos estadounidenses y de sus aliados no
han podido —o no han querido— impedir este avance terrorista, que podría
convertir a Kobani en una ciudad mártir. Si bien doscientas mil personas ya han
huido hacia Turquía, quienes todavía permanecen allí podrían ser víctimas de
genocidio.
La caída de Kobani en manos de los terroristas del
Estado Islámico, les permitiría controlar una frontera con Turquía de 400 kilómetros .
Turquía, por su parte —como ya sabemos— tiene una
muy mala relación con el pueblo kurdo, también asentado en su territorio; de
modo que no está realizando muchos esfuerzos para impedir esta limpieza étnica
que está a punto de producirse.
El imperio, en sus primeros tramos de su
probablemente prolongada decadencia,
está actuando en esta región como aquel aprendiz de brujo que no puede
controlar lo que ha desatado con invasiones y crímenes de lesa humanidad.