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Cerrado el plazo para la presentación de las listas, la semana posterior entregó un escenario previsible. O, al menos, nada sorpresivo. Así como lo ideológico ofrece un perfil interesante, provocador, ya que en verdad hay en juego dos modelos de país, no parecería que el rumbo hacia las elecciones pueda tener elementos altisonantes porque, justamente, esos contornos están demasiado claros. Es muy probable que sí crezcan estocadas de la peor calaña, por parte de quienes se sienten derrotados, pero a esta altura tampoco parece que eso afectará las posibilidades de los que quedaron en danza.
Audio: http://www.4shared.com/mp3/3Fm63kZyce/150627_-_POLITICA_NACIONAL.html
“Política Nacional”,
columna de opinión emitida en “Hipótesis” el sábado 27 de junio de 2015.
Foto: la presidenta Cristina de Kirchner en un acto en La Pampa.
Los nombres K del cierre de listas también mostraron una ingeniería electoral capaz de sacarle las ganas a quienes quisieran correrse del rumbo trazado en estos doce años. La movida enorme de Carlos Zannini en la fórmula presidencial fue completada con referentes de los llamados “puros”, para Diputados y Senado. Alrededor de un 40 por ciento de los postulantes a ambas Cámaras, o bastante más si se toman los puestos expectables, responden al designio de Casa Rosada. Aun en el caso de un triunfo oficialista módico, eso garantiza bloques parlamentarios que podrán no ser tan contundentes como los surgidos del 54 por ciento de 2011, pero sí apreciables como motor, o resguardo, de las grandes líneas conceptuales. Es un dato que reanimó a huestes propias todavía alarmadas por la designación de Daniel Scioli en rango de candidato predilecto o seleccionado. El gobernador tuvo un desempeño llamativo en su muy comentada concurrencia al programa 6, 7, 8. Se exhibió enérgico, quizá como nunca, y contestó preguntas provenientes de esos reparos y sospechas que persisten. Para empezar dio la sensación de que no fue de paseo, que es a lo que van los opositores en sus medios y con sus periodistas amigos del Círculo Rojo. Desde ya que los pingos se ven en la cancha. Ni esa intervención de Scioli ni las que se sucedan despejarán la incógnita en torno de que ocurrirá cuando se calce la banda presidencial. Pero ante ese intríngulis cabe repetir que, así sea frente la más amenazante de las conjeturas, hay un espacio en principio sólido: por la conformación del elenco, por el respaldo juvenil, por el liderazgo de Cristina y por el piso de apoyo social, que a lo largo de esta etapa se mantuvo en más de un tercio del electorado total incluso cuando las papas quemaban. Hijo del pragmatismo, tanto como que al fin y al cabo comparte el universo peronista, Scioli recibirá un país con cuentas económicas y panorama internacional que no tendrían por qué tentarlo a salirse de cauce. La región está convulsa, con horizontes inciertos en Brasil y Venezuela, y las presiones serán interminables para retomar el camino que –en el ciclo que va de la dictadura al menemato, con algunas resistencias durante el alfonsinismo– condujo la Argentina a una eclosión que todos deberían recordar. Sin embargo, hay una buena dosis de eso último y están las conquistas sociales que lo refuerzan. En consecuencia, aunque fuere desde una mirada exclusivamente oportunista, cínica, y no desde la convicción ideológica profunda, ¿cuál sería el negocio de salirse de este modelo?
Quedó dicho que ese es el karma de la oposición, para acertarle a un discurso propositivo en el que la zanahoria del cambio no sea juzgada como mucho más riesgosa que la continuidad. La fraseología infantil de los núcleos opositores, con apelaciones a que se puede vivir mejor, construir canales de diálogo, abortar la grieta, ser un país serio, atacar la inseguridad, combatir la corrupción, tener una Justicia independiente y demás recursos de, casi, un alumno mediocre de escuela primaria, no son solamente el producto de dirigentes con oratoria pobrísima. Son, ante todo, el resultado de no tener nada sincero para expresar. Construirle imagen a un candidato, con las herramientas de entrenamiento, marketing y medios adictos existentes, es bastante sencillo mientras se disponga de un fondo de cuestión político susceptible de ser manifestado como tal. Si no conviene exponer eso, ¿cuál invento está en condiciones de ganar? “La insoportable levedad Del Sel”, el mejor título periodístico de mucho tiempo a esta parte, grafica ese dilema que el PRO ni siquiera pudo resolver en el distrito donde tenía mayores expectativas, estimulado por la gestión anodina del gobierno socialista santafesino. La oposición tuvo su veranito en Mendoza, con una distancia considerable sobre el kirchnerismo que, en aplastante medida, corresponde al voto tradicional de los radicales. El macrismo no corta ni pincha en esa provincia, donde Scioli es cómodo favorito. Empero, corrieron a afirmar que esa es la unidad que corresponde cuando ya se había sellado la división en el resto del país. Si es por debates públicos, tuvieron el que deseaban, de locales, para más tarde afirmar que los debates sólo sirven a efectos de que el ciudadano confirme sus impresiones. ¿Para eso querían debatir? ¿Para acabar en que sólo se trata de un ingrediente sostenedor de lo que ya se sabe? Uno de los pasajes más encendidos del cruce habido en TN fue el relativo a la administración de Aerolíneas Argentinas, como contrapuesto a la ineficacia en gestionar los subtes desde el gobierno de la CABA. Gracias a un recurrente milagro periodístico de la naturaleza, a las 48 horas era noticia de tapa que Vicky Xipolitakis despegó un avión mientras coqueteaba con los pilotos. A pie de página de la misma cobertura, avisaron que la compañía de bandera gasta 1,6 millón de dólares diarios para volar. Un número seco que, tirado a la bartola, es tan pérfidamente abstracto como el millón de dólares por día perdidos por los ferrocarriles del Estado, hasta la llegada del sultán riojano que con tanto éxito dejó al país sin trenes, ni aviones ni empresas públicas. De éstas habrán de verse montonazos acrecentados. Descubrirán nuevas cuentas falsas en el exterior de todo funcionario habido y por haber, socios de la Presidenta en negocios oscuros, reflotamientos de que no se recibió de abogada, síndromes cerebrales impensados, revelaciones acerca del emirato santacruceño, bombas fiscales que estallarán antes de lo previsto, internas sciolistas, destratos cristinistas, pogroms de La Cámpora. La bala de plata la agotaron con el caso Nisman, última oportunidad que tuvieron para asociar Gobierno y crimen. Ya no hablan de asesinato. Las plumas de sus editorialistas más connotados ahora dicen “muerte extraña” o “misteriosa”. Insistirán con otras cosas, de cociente nulo excepto para la satisfacción de quienes desean realzar su odio.