GOLPE "SUAVE" EN BRASIL

Por Miguel Angel Ferrari
miguelferrari@gmail.com

Mañana domingo culminará la sesión de la Cámara de Diputados brasileña, con la votación que decidirá la destitución —o no— de la presidenta Dilma Rousseff.


“Con los Ojos del Sur”, columna de opinión emitida el sábado 16 de abril de 2016.

Como parte de un nuevo golpe blando, pergeñado por los Estados Unidos para todos los gobiernos populares de Nuestra América, la derecha brasileña impulsa esta destitución de manera ilegal, por cuanto no se la inculpa a la presidenta por delitos de corrupción, sino por distribuir recursos del presupuesto federal, no contemplados en la respectiva ley. Una modalidad practicada por todos los gobiernos anteriores y que nunca ha merecido imputación alguna.

Las últimas estimaciones de los grandes medios de desinformación brasileños, dan cuenta de que los diputados golpistas contarían con los dos tercios necesarios para proceder al impeachment. Si ello ocurriere tomará intervención el Senado, que por mayoría simple puede aceptar el informe acusatorio y si le da curso, la presidenta Dilma debe ser apartada del cargo por 180 días, resignando su lugar al vicepresidente Michel Temer (el Mauricio Macri brasileño, al decir de João Pedro Stédile, coordinador del Movimiento de los Trabajadores Rurales Sin Tierra), para luego esperar el juzgamiento de la presidenta fuera del gobierno.

El académico, sociólogo y politólogo brasileño Emir Sader, en una excelente nota publicada hoy en Página 12, titulada “Manifestaciones contra el golpe”, analiza esta grave situación, refleja las movilizaciones democráticas en todo Brasil y prefigura los dos caminos futuros posibles en este gigante de América del Sur.

Escuchemos…

“Nunca hubo en Brasil tantas manifestaciones tan grandes, tan diversas, plurales, activas, musicales, alegres, combativas, plenas de confianza, como las que hubo en estas semanas. El que mire hacia lo que ocurre en la sociedad brasileña dirá que —sin ninguna duda— Brasil entero está en contra del golpe.

“De universidades a movimientos hip hop, de iglesias a sindicatos, de intelectuales a artistas, de juristas a movimientos de mujeres, de movimientos negros a movimientos de jóvenes, de trabajadores rurales a periodistas, de medios alternativos a profesores. Basta mirar lo que ocurre en Brasil hoy para conocer su diversidad social, etaria, étnica, cultural, musical, artística, intelectual, de todo tipo.

“Un Brasil vibrante, que despertó cuando se dio cuenta de que la democracia está en peligro y de que todo lo que se ha conquistado lo fue por la democracia y en la democracia. Que incluso el derecho de protestar en contra de todo solo es posible en democracia.

“Así como que un gobierno que naciera de un arreglo espurio entre los políticos más corruptos de Brasil, sin acusaciones que lo justificaran, no tendría ninguna legitimidad y no sería aceptado por el pueblo. Que no puede haber ningún gobierno en el país que no sea elegido democráticamente por el voto popular. Que Brasil no acepta que sea echada una presidenta elegida por la mayoría de la población, que no ha cometido ningún crimen que justificara el impeachment, para ser sustituida por un político acusado por corrupción, que asumiría no por la voluntad popular, sino en contra de ella. (Emir Sader está hablando del vicepresidente Michel Temer).

“Nunca en Brasil un movimiento censurado por los medios —que tratan de esconder que el pueblo está en las calles en contra del golpe—, apoyado por las más notables personalidades brasileñas como Chico Buarque, Antonio Candido, Luis Fernando Verissimo, Leonardo Boff, entre otras centenas de miles más, tiene tanta repercusión, tanto apoyo popular. Incluso artistas de la misma Globo se manifiestan en contra del golpe y del rol de la empresa de comunicación.

“Un movimiento que más que cualquier otro integra a jóvenes, a conjuntos musicales, a artistas del hip hop y de otras manifestaciones de música popular de las comunidades de periferia, de músicas de la vieja guardia y de las generaciones más jóvenes. Es la movilización que más integra a todas las generaciones, a las jóvenes y a todas las demás. Un movimiento que más incorpora a mujeres, que saben cómo las fuerzas conservadoras que quieren dar el golpe son las mismas que atentan en contra de sus derechos.

“Nunca los trabajadores, por medio de sus sindicatos y de sus centrales, han estado tan unidos y tan combativos, porque saben que los que quieren dar el golpe son los mismos que amenazan sus derechos, diciendo que una hora es demasiado para el almuerzo de los trabajadores. Nunca las universidades brasileñas, los juristas brasileños, se han manifestado de forma tan amplia por un movimiento como éste en contra del golpe y por la continuidad de la democracia.

“La solidaridad internacional, a su vez, con la lucha actual en Brasil —prosigue Sader— solo es comparable con la que hemos recibido en la lucha en contra de la dictadura. Gobiernos, entidades internacionales, presidentes y ex presidentes se pronuncian alertando en contra del golpe y las consecuencias que tendría, tanto para Brasil cuanto para la situación del país en el plano internacional.

“En resumen, el país salió a las calles, se manifiesta todos los días, a todas las horas del día, en centenares de manifestaciones, con millones de personas, en contra del golpe y de los golpistas. En el caso de que el Congreso permanezca sordo a la voz de las calles, ello confirmaría que es un Congreso que representa a las minorías ricas que los han elegido, lejos de los intereses de la gente y del país. Será execrado eternamente y castigado duramente por los ciudadanos.

“Pero las movilizaciones espectaculares como éstas —finaliza Emir Sader— no pueden ser derrotadas. Es un verdadero «Viva el pueblo brasileño», que no se va a detener, gane el golpe o no. O para volver absolutamente inviable un gobierno nacido de un golpe, que expropia el derecho del pueblo de decidir quiénes son sus gobernantes. O para construir un nuevo gobierno, ahora coordinado por Lula, que responda realmente a los intereses de la mayoría, que grita que quiere democracia, que quiere un Brasil democrático, para todos los brasileños”.