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Mañana domingo culminará la sesión de la Cámara de Diputados
brasileña, con la votación que decidirá la destitución —o no— de la presidenta
Dilma Rousseff.
“Con los Ojos
del Sur”, columna de opinión emitida el sábado 16 de abril de 2016.
Como parte de un nuevo golpe blando, pergeñado por los Estados Unidos
para todos los gobiernos populares de Nuestra América, la derecha brasileña
impulsa esta destitución de manera ilegal, por cuanto no se la inculpa a la
presidenta por delitos de corrupción, sino por distribuir recursos del
presupuesto federal, no contemplados en la respectiva ley. Una modalidad
practicada por todos los gobiernos anteriores y que nunca ha merecido
imputación alguna.
Las últimas estimaciones de los grandes medios de desinformación
brasileños, dan cuenta de que los diputados golpistas contarían con los dos
tercios necesarios para proceder al impeachment. Si ello ocurriere tomará
intervención el Senado, que por mayoría simple puede aceptar el informe
acusatorio y si le da curso, la presidenta Dilma debe ser apartada del cargo
por 180 días, resignando su lugar al vicepresidente Michel Temer (el Mauricio
Macri brasileño, al decir de João Pedro Stédile, coordinador del Movimiento de
los Trabajadores Rurales Sin Tierra), para luego esperar el juzgamiento de la
presidenta fuera del gobierno.
El académico, sociólogo y politólogo brasileño
Emir Sader, en una excelente nota publicada hoy en Página 12, titulada
“Manifestaciones contra el golpe”, analiza esta grave situación, refleja las
movilizaciones democráticas en todo Brasil y prefigura los dos caminos futuros
posibles en este gigante de América del Sur.
Escuchemos…
“Nunca hubo en Brasil tantas manifestaciones tan
grandes, tan diversas, plurales, activas, musicales, alegres, combativas, plenas
de confianza, como las que hubo en estas semanas. El que mire hacia lo que
ocurre en la sociedad brasileña dirá que —sin ninguna duda— Brasil entero está
en contra del golpe.
“De universidades a movimientos hip hop, de iglesias
a sindicatos, de intelectuales a artistas, de juristas a movimientos de
mujeres, de movimientos negros a movimientos de jóvenes, de trabajadores
rurales a periodistas, de medios alternativos a profesores. Basta mirar lo que
ocurre en Brasil hoy para conocer su diversidad social, etaria, étnica,
cultural, musical, artística, intelectual, de todo tipo.
“Un Brasil vibrante, que despertó cuando se dio
cuenta de que la democracia está en peligro y de que todo lo que se ha
conquistado lo fue por la democracia y en la democracia. Que incluso el derecho
de protestar en contra de todo solo es posible en democracia.
“Así
como que un gobierno que naciera de un arreglo espurio entre los políticos más
corruptos de Brasil, sin acusaciones que lo justificaran, no tendría ninguna
legitimidad y no sería aceptado por el pueblo. Que no puede haber ningún
gobierno en el país que no sea elegido democráticamente por el voto popular.
Que Brasil no acepta que sea echada una presidenta elegida por la mayoría de la
población, que no ha cometido ningún crimen que justificara el impeachment,
para ser sustituida por un político acusado por corrupción, que asumiría no por
la voluntad popular, sino en contra de ella. (Emir Sader está hablando del
vicepresidente Michel Temer).
“Nunca
en Brasil un movimiento censurado por los medios —que tratan de esconder que el
pueblo está en las calles en contra del golpe—, apoyado por las más notables
personalidades brasileñas como Chico Buarque, Antonio Candido, Luis Fernando
Verissimo, Leonardo Boff, entre otras centenas de miles más, tiene tanta
repercusión, tanto apoyo popular. Incluso artistas de la misma Globo se
manifiestan en contra del golpe y del rol de la empresa de comunicación.
“Un
movimiento que más que cualquier otro integra a jóvenes, a conjuntos musicales,
a artistas del hip hop y de otras manifestaciones de música popular de las
comunidades de periferia, de músicas de la vieja guardia y de las generaciones
más jóvenes. Es la movilización que más integra a todas las generaciones, a las
jóvenes y a todas las demás. Un movimiento que más incorpora a mujeres, que
saben cómo las fuerzas conservadoras que quieren dar el golpe son las mismas
que atentan en contra de sus derechos.
“Nunca
los trabajadores, por medio de sus sindicatos y de sus centrales, han estado
tan unidos y tan combativos, porque saben que los que quieren dar el golpe son
los mismos que amenazan sus derechos, diciendo que una hora es demasiado para
el almuerzo de los trabajadores. Nunca las universidades brasileñas, los
juristas brasileños, se han manifestado de forma tan amplia por un movimiento
como éste en contra del golpe y por la continuidad de la democracia.
“La
solidaridad internacional, a su vez, con la lucha actual en Brasil —prosigue
Sader— solo es comparable con la que hemos recibido en la lucha en contra de la
dictadura. Gobiernos, entidades internacionales, presidentes y ex presidentes
se pronuncian alertando en contra del golpe y las consecuencias que tendría,
tanto para Brasil cuanto para la situación del país en el plano internacional.
“En
resumen, el país salió a las calles, se manifiesta todos los días, a todas las
horas del día, en centenares de manifestaciones, con millones de personas, en
contra del golpe y de los golpistas. En el caso de que el Congreso permanezca
sordo a la voz de las calles, ello confirmaría que es un Congreso que
representa a las minorías ricas que los han elegido, lejos de los intereses de
la gente y del país. Será execrado eternamente y castigado duramente por los
ciudadanos.
“Pero
las movilizaciones espectaculares como éstas —finaliza Emir Sader— no pueden
ser derrotadas. Es un verdadero «Viva el pueblo brasileño», que no se va a
detener, gane el golpe o no. O para volver absolutamente inviable un gobierno
nacido de un golpe, que expropia el derecho del pueblo de decidir quiénes son
sus gobernantes. O para construir un nuevo gobierno, ahora coordinado por Lula,
que responda realmente a los intereses de la mayoría, que grita que quiere
democracia, que quiere un Brasil democrático, para todos los brasileños”.