“…HAY GENTE QUE ES ASI, TAN NECESARIA…”

Carlos Slepoy
Por Ester Stekelberg
stekelberg@gmail.com

“Este lunes, en Madrid, ha muerto un hombre que será llorado en dos continentes, en muchos países. Se llamaba Carlos Slepoy y asistió, como abogado, a víctimas de la dictadura argentina, la chilena, la guatemalteca y la española a lo largo de cuatro décadas dedicadas a la defensa de los derechos humanos y la justicia universal”, comienza la crónica del diario El País de la capital española y a esta contra, con mucha tristeza, le gustó ese comienzo.


"Contratapa", columna de opinión emitida en "Hipótesis" el sábado 22 de abril de 2017.



“Este lunes, en Madrid, ha muerto un hombre que será llorado en dos continentes, en muchos países. Se llamaba Carlos Slepoy y asistió, como abogado, a víctimas de la dictadura argentina, la chilena, la guatemalteca y la española a lo largo de cuatro décadas dedicadas a la defensa de los derechos humanos y la justicia universal”, comienza la crónica del diario El País de la capital española y a esta contra, con mucha tristeza, le gustó ese comienzo.

Murió Carlos Slepoy. Carli le decías sus amigos.  Murió un hombre de esos, “tan necesarios”, diría don Hamlet con su voz gruesa de terciopelo.

Hipótesis y la contra le rinden un homenaje amoroso al abogado Carlos Slepoy Prada, porque tipos como él, comprometidos, que se entregan totalmente, aún en los momentos más difíciles de su vida, tipos generosos… y en estos tiempos… tienen un valor incalculable.

Para saber más de Carlos Slepoy, quisimos conversar con una amiga del abogado, también amiga de esta contratapa, alguien a quien apreciamos particularmente, la escritora Elsa Osorio, integrante junto a Slepoy de la asociación de Derechos Humanos de Madrid y autora --entre muchos otros títulos--, de una perla de la literatura de la post dictadura, “A 20 años, Luz” y de “La Capitana”, sobre la vida de la moisesvillense Mika Feldman Etchebehere.

 

Elsa Osorio, comenzaba la entrevista contándonos de su tristeza por la pérdida del amigo. Escuchémosla.