UNIVERSIDAD PUBLICA - ANIVERSARIO DE MALVINAS

La Universidad pública ha sido —y sigue siendo— la formadora de los mejores profesionales en nuestro país. Por eso nos duele cuando se habla de caer en la educación pública como si se tratase de una desgracia.


Porque a pesar de la falta de financiamiento, la Universidad pública genera el 70 por ciento de la producción científica que se elabora en Argentina.


Comentario de la Facultad de Ciencias Médicas de la Universidad Nacional de Rosario, emitido en Hipótesis el sábado 1 de abril de 2017.


La Universidad pública ha sido —y sigue siendo— la formadora de los mejores profesionales en nuestro país. Por eso nos duele cuando se habla de caer en la educación pública como si se tratase de una desgracia.

Porque a pesar de la falta de financiamiento, la Universidad pública genera el 70 por ciento de la producción científica que se elabora en Argentina.

Porque a pesar de los bajos salarios, los docentes nunca cesan en su tarea de enseñar en condiciones poco favorables.

Porque si no existieran cientos de promisorios profesionales, que se desempeñan en Argentina y en el mundo, ni siquiera habrían accedido a la educación superior.

Y porque a pesar de todas sus inconvenientes, muchísimos estudiantes que sí podrían pagar una universidad privada, eligen la Universidad pública por su alto nivel académico.

En vez de lamentarnos por lo que ya conocemos, lo que debe hacer el Estado es mejorar las condiciones laborales y salariales de los trabajadores de la educación, porque ese es el primer paso para una educación pública de calidad.

Tampoco queremos olvidar que mañana, 2 de abril, es el Día del Veterano y de los Caídos en la Guerra de Malvinas. Una guerra librada entre dos gobiernos genocidas en la que se cometieron crímenes de lesa humanidad. Por eso también, en esta fecha, es importante exigir Memoria, Verdad y Justicia.

Saludamos a nuestra audiencia con unas líneas del escritor uruguayo Eduardo Galeano sobre el conflicto.

La guerra de Malvinas

La Guerra de las Malvinas, guerra patria que por un rato unió a los argentinos pisadores y a los argentinos pisados, culmina con la victoria del ejército colonialista de Gran Bretaña.

No se han hecho ni un tajito los generales y coroneles argentinos que habían prometido derramar hasta la última gota de sangre. Quienes declararon la guerra no estuvieron en ella ni de visita. Para que la bandera argentina flameara en estos hielos, causa justa en manos injustas, los altos mandos enviaron al matadero a los muchachitos enganchados por el servicio militar obligatorio, que más murieron de frío que de bala.

No les tiembla el pulso: con mano segura firman la rendición los violadores de mujeres atadas, los verdugos de obreros desarmados.

Eduardo Galeano.
(Memoria del Fuego III: El siglo del viento)