LA CASA DE ATRAS

Por Ester Stekelberg
stekelberg@gmail.com

Ana Frank. Ana Frank hubo, hay, habrá muchas y muchos en este mundo que navega entre el espanto y la ternura.

Ana Frank son las niñas y los niños víctimas de todos y de cada uno de los genocidios de los poderosos de la tierra de ayer, de hoy y de siempre.


"Contratapa", columna de opinión de Ester Stekelberg, emitida en Hipótesis el sábado 1 de abril de 2017.

Ana Frank. Ana Frank hubo, hay, habrá muchas y muchos en este mundo que navega entre el espanto y la ternura.

Ana Frank son las niñas y los niños víctimas de todos y de cada uno de los genocidios de los poderosos de la tierra de ayer, de hoy y de siempre.

Ana Frank es una niña palestina, un niño sirio muerto en las playas mediterráneas, un bebé muerto de hambre en brazos de su madre en África o en el Chaco o en la comunidad Qom de Rosario. En cada niño, en cada niña espoliados hay una Ana Frank, víctima de los horrores del nazismo de ayer y de hoy. Los horrores del nazismo que algunos niegan y otros banalizan, como los que niegan y banalizan los 30 mil, que, dicen, no son 30 mil… negadores seriales, delincuentes comunes.

Ana Frank escribió en condiciones infrahumanas, entre cuatro paredes de un escondite de la calle Prinsengracht 263, en el centro de Ámsterdam, que durante dos años y medio, le permitió a ella, a su familia, a la familia Van Pels y tiempo después a Fritz Pfeffer, 8 personas en total, estar a salvo del horror del nazismo, reitero, fueron dos años y medio. Después… con vida la llevaron… a un campo de concentración de donde nunca volvería… Quedó su escrito, quedó su obra, única. Única por su valioso contenido, única porque fue literalmente una sola. La niña alemana asesinada en el campo de concentración, no tuvo ni tiempo ni vida para volver a escribir. Ana Frank no escribía lo que ella quería.

Dijo el ministro de Educación de la nación argentina Esteban Bullrich: “Ana Frank es un símbolo muy importante, especialmente trabajando en Educación. Ella tenía sueños, sabía lo que quería, escribía sobre lo que quería y esos sueños quedaron truncos en gran parte por una dirigencia que no fue capaz de unir y llevar paz a un mundo que promovía la intolerancia”. Esta definición  banalizadora del horror nazi, es el relato PRO, que lo define, a él y al gobierno que él representa desde el sintomático lugar de la Educación.

Y lo dijo en la casa misma de la víctima. En la casa de la niña Ana Frank. Como la festichola de fin de año en la ex ESMA, que filmaron y colgaron en youtube los empleados y empleadas de la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación que conduce Claudio Avruj. Es ideológico. Es sintomático. Y no quedan dudas.

“Ana ya lo ha decidido, cuando salga quiere ser escritora, quiere escribir una novela, un globo aerostático sobre la libertad de todos los sumisos, de los muertos. Un libro que podría  titularse ‘La casa de atrás’.  La escritura es, como suele ocurrir  en muchas ocasiones, una válvula de escape, una terapia para sobreponerse al miedo. El paisaje del mundo ha encogido, hasta reducirse al árbol que contempla a través de una claraboya. Es este el único alimento para su imaginación, el que señala el avance del tiempo en su interior, el paso de las estaciones”, escribe Maricarmen Moreno en su análisis del Diario de Ana Frank. La niña no escribía lo que quería.

Esteban Bullrich ofende. Pero no ofende solamente a los judíos, nos ofende a todas y todos como sociedad, como ciudadanos y electores.

Escribe Carlos Solero: “… A lo largo de la historia siempre los detentadores de poder han buscado ocultar sus crímenes y atrocidades con coartadas filosóficas, dogmas que buscan justificar el horror. Contemporáneamente una oleada negacionista de las atrocidades perpetradas por los Estados no cesa. (…) Se banalizan hechos como el lanzamiento de las bombas atómicas por el Estado norteamericano en Hiroshima y Nagasaki. El horror de la guerra de Vietnam. Las muertes causadas con la desaparición forzada de personas en distintos países del continente americano. El exterminio de poblaciones indígenas de Norte a Sur y de Este a Oeste. Pero el negacionismo, así como banalización del mal no son eternos. El silencio de los verdugos, sus mandantes, es rasgado por las obstinadas luchas que hacen emerger de las profundidades lo que quisieron borrar. Ahí están las tumbas masivas de los peones rurales Libertarios e insumisos de La Patagonia Rebelde. La resistencia Mapuche desafiando al Estado y el Capital. Ahí están los testimonios de Primo Levi, Jack Fuchs y otros tantos”

Decimos, estos días se escucharon voces que se alzaron con indignación contra las ofensivas declaraciones del ministro… de educación…, vaya ironía. Pienso en aquel tema de Les Luthiers, “ministro de educación, cabo primero Anastasio López”, me sonrío sin alegría. Y esta contra quiere poner de relieve, muy particularmente, los comunicados de entidades judías que luchan por los Derechos Humanos, leemos algunos pasajes de estos comunicados: El ICUF (Federación de Entidades Culturales Judías de la Argentina) Nos resulta incomprensible que un ministro de educación de la Nación sea capaz de tamaña necedad que roza --siendo generosos-- con el insulto y la liviandad ideológica, o, caso contrario, es expresión de un pensamiento que avala al nazismo y sus masacres, las persecuciones por la sola razón de ser y la discriminación” y en otro párrafo: “el ICUF, rechaza estas declaraciones porque ofenden gravemente no solo a la comunidad judía, a la niñez perseguida por el solo hecho de ser, sino al género humano en su conjunto”

Por su parte el Llamamiento Argentino Judío, en su comunicado de repudio a las expresiones de Bullrich, “licenciado en Kellog’s”, como le llaman, “advierte a la sociedad argentina acerca de la continua y cotidiana legitimación de las prácticas y los discursos antidemocráticos, que –indudablemente--, solo la movilización popular logrará limitar”. Firman Jorge Elbaum y Marcelo Horenstein. (Paréntesis para recomendar muy especialmente un artículo de Jorge Elbaum que apareció en la revista Convergencia número 64 y que la  ACIT Asociación Cultural Israelita Tucumana, comparte, (agradezco a Julio César Leiva el envío), con titulo “La DAIA y la AMIA ante la historia”, justamente cuando estas dos instituciones, señalamos, que se dicen representantes de la comunidad judía argentina (ni a mí, ni a muchos otros nos representan, obviamente), no han expresado repudio alguno a los dichos del ministro, sin que esto, finalmente nos sorprenda. Pese a que como indica Elbaum, la DAIA “nació en 1935  para enfrentarse a los nazis y a la judeofobia”

Por su parte los integrantes de APV, Argentinos para la Victoria en la provincia 25, expresan en su comunicado: “Exigimos la renuncia del ministro Bullrich, pues consideramos que alguien que banaliza el horror nazi no debe estar a cargo de la Educación de ningún Estado”

Y vamos terminando. Ah sí, tampoco escuchamos el repudio del rabino Sergio Bergman, ministro de Ambiente y Desarrollo Sustentable de la Nación… rabino… ah sí, ya lo habíamos dicho que Sergio Bergman es un rabino.

 “Como refugio, la casa de atrás es ideal; aunque hay humedad y está toda inclinada, estoy segura de que en todo Ámsterdam y quizá hasta en toda Holanda, no hay otro escondite tan confortable como el que hemos instalado aquí” Ana Frank.