João Pedro Stédile, referente del Movimiento de los Trabajadores Sin Tierra, Brasil |
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João Pedro Stedile, dirigente del Movimiento de los Trabajadores
Rurales Sin Tierra (MST) y del Frente Brasil Popular, analiza en esta
entrevista el escenario político brasileño, el papel de la
Red O Globo, las divisiones en el campo
golpista, y habla sobre la necesidad de construir un gobierno de transición y
un proyecto popular para el Brasil.
"Con los OJos del Sur", columna de Opinión emitida en "Hipótesis" el sábado 20 de mayo de 2017.
Periodista Joana Tavares.
Brasil de Fato.- ¿Cuál es el interés de O Globo en difundir
estos audios y porqué insisten en elecciones indirectas?
João Pedro Stedile.- La
Red O Globo
se convirtió en el principal partido de la burguesía brasileña. Cuida los
intereses del capital, utiliza su fuerza de manipulación de la opinión pública
y articula con los sectores ideológicos de la burguesía, que incluyen el Poder
Judicial, algunos procuradores, y la prensa en general.
Ellos saben que Brasil y el mundo viven una gran crisis económica,
social y ambiental, causada por el modus operandi del capitalismo. Eso en
Brasil se convirtió en una crisis política, porque la burguesía precisaba tener
hegemonía en el Congreso y en el gobierno federal para poder aplicar sus planes
de colocar todo el peso de la salida de la crisis sobre la clase trabajadora.
Por lo tanto, la Red
O Globo es mentora, y al mismo tiempo gestora del golpe. Por
lo tanto, poner a Temer después del impeachment
de Dilma fue un tiro en el pie, ya que su bando —como lo reveló el propio
Eduardo Cunha— es un bando de lúmpenes, oportunistas y corruptos, que no
estaban preocupados con un proyecto burgués de país, sino apenas con sus
propios bolsillos.
La operación “Carne débil” (o “carne podrida”) fue otro tiro en el
pie, que ayudó a desacreditar al Partido del Movimiento Democrático Brasileño
(PMBD) —el partido de Temer—, ya que varios de ellos estaban involucrados y
acabaron provocando a un sector de la burguesía agroexportadora. Ahora, ellos
precisan construir una alternativa a Temer. La forma en que va a salir se
decidirá en las próximas horas o días, si es mediante la renuncia (por ahora
Temer dice que no renuncia), si lo juzgan en el Supremo Tribunal Electoral (aclaramos
desde Hipótesis que este tribunal, equivalente a la Corte Suprema de Justicia
argentina, autorizó el jueves una investigación al presidente de facto) o si
aceleran los pedidos de impeachment que entraron en el Congreso.
En las próximas semanas se decidirá quién ocupará su lugar, y
muchos factores incidirán en este sentido. El resultado no será fruto de algún
plano maquiavélico de algún sector —de la propia Red O Globo— sino de la lucha
de clases real, de cómo estas clases se moverán en las próximas horas, días y
semanas.
Brasil de Fato.- ¿Cómo se organiza el campo golpista?
João Pedro Stedile.- El campo golpista está dividido desde 2014. Y eso nos ayuda.
Porque en los golpes anteriores, el de 1964, y en el período de gobierno de
Fernando Henrique Cardoso (FHC) de 1994, la burguesía estaba unida, tenía un
comando único, un proyecto de país y una retaguardia importante en el capital estadounidense.
Ahora, no tienen proyecto de país. Perdieron la retaguardia yanqui, porque se
alineaban con Hilary Clinton, y quieren salvaguardar apenas sus intereses
económicos particulares.
Como dice el sociólogo tucano (denominación coloquial de los integrantes
del Partido de la
Social Democracia Brasileña —el PSDB—) José de Souza Martins,
“las reformas de la previsión social y del trabajo son medidas capitalistas,
que aumentan la explotación de los trabajadores, pero que también son
contradictorias con un proyecto capitalista de país”.
Tampoco los golpistas tienen comando único. Están divididos entre el poder
económico (Meirelles –ministro de Hacienda-; el JBS S. A., el mayor
frigorífico del mundo; etc.), por un lado; el grupo de lúmpenes del PMDB (Romero
Jucá —líder del gobierno en el senado—, Eliseu Padilha —Ministro de la Casa Civíl —, Temer,
Moreira Franco —Jefe de la Secretaría General de la Presidencia —), que
tienen el poder
de las leyes, pero que comienzan a tener fisuras, como es el caso de
Renan Calheiros. Hay también un grupo ideológico compuesto por O Globo y el
Poder Judicial, pero hay muchas contradicciones internas entre ellos.
Es por eso que tampoco tienen claro ahora a quién colocar en lugar
de Temer. El ideal para ellos sería invisibilizar a Lula, tener un gobierno de
transición, que fuese aceptado por la mayoría de la población, que podría ser
la ministra Cármen Lúcia, hasta octubre de 2018, y ahí intentar ganar las
elecciones.
Pero esa división aparece también para las candidaturas, ya que
todavía no consiguen construir un Fernando Henrique Cardoso (ex presidente), un
Collor de Melo (también ex presidente destituido por un impeachment). Están
tanteando a la opinión pública, presentando a João Doria —actual alcalde de San
Pablo— o a Luciano Hulk. Pero saben, por las encuestas, que son inviables y
extenderían más la crisis política.
Brasil de Fato.- ¿Qué pueden hacer en este contexto los trabajadores y las
organizaciones populares?
João Pedro Stedile.- Nosotros estamos debatiendo desde el año pasado, en el ámbito de
los más de 80 movimientos populares y organizaciones políticas que forman parte
del Frente Brasil Popular, que las salidas que le interesan a la clase
trabajadora son un conjunto de medidas que se complementan. Primero, bajar a
los golpistas y suspender todas las medidas legislativas que vienen tomando
contra el pueblo. Después de eso, tener un gobierno de transición, que convoque
a elecciones presidenciales para octubre de 2017, y que se discuta una forma de
tener una reforma política inmediata, que garantice la voluntad del pueblo, y
se elija un nuevo Congreso. Otro punto es que el nuevo gobierno asuma el
compromiso, ya en su campaña, de convocar una Asamblea Constituyente Exclusiva
para construir un nuevo modelo democrático de régimen político-electoral en el
país.
De forma paralela, construimos un “Plan Popular de Emergencia”,
que incluye más de 70 medidas de emergencia que el gobierno de transición y el
nuevo gobierno deberían implementar, que desde nuestro punto de vista, sacarían
al país de la crisis económica, social y política.
Durante la campaña electoral necesitamos discutir un nuevo
proyecto de país, que tome en cuenta la necesidad de reformas estructurales a
mediano y largo plazo, como la reforma tributaria, la reforma de los medios de
comunicación, la reforma agraria, y la propia reforma del Poder Judicial. Pero
para que todo esto ocurra, los trabajadores, las masas, necesitan tomar las
calles de forma urgente. La fuerza del pueblo se ejerce ahí, en las movilizaciones,
en las ocupaciones y la presión popular.
Creo que en las próximas horas y días, habrá plenarios para
debatir calendarios concretos de movilización. De nuestra parte, creemos que la
semana que viene es decisiva. Necesitamos acampar en el Supremo Tribunal
Federal, para asegurar la renuncia de los golpistas y que sean detenidos los
corruptos denunciados por Joesley Batista (uno de los socios del frigorífico
JBS S. A.). Precisamos realizar amplias movilizaciones en todas las capitales y
grandes ciudades, el próximo domingo 21 (mañana). Necesitamos transformar el 24
de mayo no sólo en una movilización en Brasilia, sino en todo el país, ocupando
las Asambleas Legislativas, las rutas, en fin. El pueblo debe entrar en acción
y presionar para acelerar los cambios que necesitamos.
Brasil de Fato.- ¿Las elecciones directas pueden traer avances al país?
¿Cómo? ¿Quiénes serían los candidatos?
João Pedro Stedile.- Claro, las elecciones directas para presidente y para un nuevo
Congreso son una necesidad democrática, para sacar al país de la crisis
política. O sea, sólo las urnas pueden repactar un gobierno que represente los
intereses de la mayoría y pueda tener legitimidad para hacer los cambios a
favor del pueblo que permitan salir de la crisis económica. Porque la crisis
económica es la base de toda la crisis social y política. El candidato de la
clase trabajadora es Lula, que representa a las amplias mayorías del pueblo
brasileño, y que se puede comprometer con un proyecto de cambios y apoyar
nuestro plan de emergencia.
Probablemente, habrá otros candidatos, como Bolsonaro, el
representante de la extrema derecha, Marina Silva, que intentará atraer un
electorado de centro, pero su base real es apenas la iglesia Asamblea de Dios.
Los tucanos están en crisis, porque Alckmin está involucrado en varias
denuncias. Doria es un playboy de quinta categoría. Y la Red O Globo no ha tenido
tiempo de construir una alternativa, como fue Collor en 1989.
Brasil de Fato.- ¿Cuál es la salida para impedir los retrocesos de la agenda
golpista?
João Pedro Stedile.- Movilizar, luchar, y no salir de las calles. Debemos trabajar en
los próximos días en la perspectiva de una huelga general por tiempo
indeterminado. Toda nuestra militancia social y los lectores de nuestro Brasil de Fato deben estar alertas, los
próximos días serán de batallas definitivas para encaminar los rumbos del país
en los próximos años. La fuerza de la clase trabajadora sólo se expresa en las
calles.