miguelferrari@gmail.com
"Apertura" emitida en "Hipótesis" el sábado 5 de agosto de 2017.
AUDIO
Los ministros de Asuntos Exteriores de
Argentina, Paraguay, Uruguay y Brasil, se han reunido hoy de urgencia en Sao
Paulo para toma una decisión sobre Venezuela.
Según el comunicado hecho público, han decidido suspender indefinidamente del
MERCOSUR a la República Bolivariana
de Venezuela por la supuesta "ruptura del orden democrático", al
tiempo que han pedido de manera conjunta al Gobierno de Nicolás Maduro que comience una transición política
inmediatamente y han señalado que Venezuela ha violado el orden constitucional.
Desde Hipótesis repudiamos profundamente esta
medida sin sustento legal, firmada por un gobierno de facto surgido de un golpe
de Estado contra la presidenta brasileña Dilma Rousseff y por un presidente
elegido durante otro gobierno de facto, que sustituyó ilegalmente al presidente
paraguayo Fernando Lugo.
Tres gobiernos serviles del imperio
estadounidense (Argentina, Brasil y Paraguay) y un gobierno vacilante, como el
del Uruguay, se arrogan una legalidad que no es tal.
Una verdadera vergüenza continental.
El imperio romano, luego de la invasión del cartaginés Aníbal, resolvió destruir Cartago y recordar para todos los tiempos esa destrucción, el escarmiento ante esa osadía de enfrentar a los dueños del mundo occidental.
“Carthago delenda est” (“Cartago debe ser destruida”) fue la frase
que Roma acuñó para que todos los pueblos del Mediterráneo y sus confines
entiendan claramente que nadie puede, ni podrá, enfrentar al imperio sin pagar
las consecuencias.
Venezuela no invadió a los Estados Unidos pero —con el liderazgo
del presidente Hugo Chávez— cometió el
delito de emprender la integración de la Patria Grande, sin la tutoría
de Washington.
La creación de UNASUR, la integración de Venezuela al MERCOSUR, el
surgimiento del ALBA, la constitución de PetroCaribe y finalmente la
construcción de la CELAC
—la Comunidad
de Estados Latinoamericanos y Caribeños— sin la presencia de los Estados Unidos
y Canadá, fueron tan inadmisibles para el imperio estadounidense, como para el
imperio romano lo fueron las acciones del cartaginés Aníbal.
Venezuela
delenda est (la Revolución Bolivariana
debe ser destruida) es la consigna del actual emperador y de los gobernantes
súbditos de América y de Europa, que la adoptan como suya con esa impudicia
propia de los sátrapas, aquellos gobernadores de los imperios persas.
Para lograr la aceptación de esta orden del imperio contemporáneo,
es necesario demonizar el proceso emancipador iniciado por el pueblo venezolano
a fines del siglo pasado. Para lograr tal propósito, nada mejor que la
instrumentación de la posverdad.
En buen romance: de la mentira en todas sus formas.
En estos momentos, de lo que se trata es de desacreditar en todo
lo posible la elección del domingo pasado, que consagró a los integrantes de la Asamblea Constituyente.
Esa elección “fue fraudulenta” dicen todos los medios de
desinformación, descalificando la voluntad de la mayoría de la ciudadanía
venezolana, que decidió participar de los comicios a pesar de la violencia
fascista de los grupos golpistas, que por todos los medios trataron de hacer
fracasar esta compulsa, incluido el asesinato de candidatos.
Ayer, el semanario uruguayo “Marcha” publicó un excelente artículo
sobre las elecciones venezolanas del domingo pasado.
Su título: “Venezuela, digo solo lo que he visto”. Su autor:
Antonio Elías, de nacionalidad uruguaya, vicepresidente de la Sociedad Latinoamericana
de Economía Política y Pensamiento Crítico (Sepla), quien asistió como veedor
—junto a decenas de representantes de diversos países— del proceso eleccionario
venezolano.
“En efecto —dice Antonio
Elías—, lo que hemos presenciado con otros 43 acompañantes internacionales y
con cinco miembros del Consejo de Expertos Electorales de Latinoamérica (Ceela)
es que lo ocurrido durante las elecciones en Venezuela, es diametralmente
opuesto a lo que sostiene la mayor parte de los medios de comunicación
nacionales e internacionales y diversos gobiernos de derecha y extrema derecha
encabezados por Estados Unidos, tales como Argentina, Brasil, Colombia, España
y México.
“Puedo decir muchas cosas
que viví personalmente: la orden del gobierno de Estados Unidos a los
diplomáticos para que sacaran a sus familias de Venezuela y a sus connacionales
para que hicieran acopio de alimentos; las suspensiones de vuelos de Avianca e
Iberia a Venezuela y la tensión y preocupación que estas medidas produjeron en
la población.
“Los llamados de la
oposición a impedir el acto electoral por todos los medios; los atentados
contra puestos de votación destruyendo el material electoral; los atentados a
guardias nacionales con lanzacohetes caseros que hirieron gravemente a quienes
trataban de garantizar el libre derecho al voto; los bloqueos de calles para
impedir el acceso a circuitos electorales que se encontraban en la zona este de
Caracas; el cierre de edificios con cadenas y candados desde afuera para que la
gente no pudiera salir a votar”.
Seguramente —decimos a
nuestros oyentes— ningún medio les informó de estas acciones antidemocráticas.
Para los grandes medios
(por su tamaño, claro), los encapuchados de Venezuela que queman vivos a ciudadanos
por su “aspecto chavista”, son —como decía Ronald Reagan, respecto de los
integrantes de Al Qaeda— los héroes de la libertad.
Los paramilitares
colombianos, que asesinaron compatriotas con sierras eléctricas, que también
actúan en las calles de Caracas y de otras ciudades venezolanas, son luchadores
contra la dictadura de Nicolás Maduro.
Pero, sigamos con el
testimonio del dirigente uruguayo que asistió como veedor el domingo pasado.
“El Consejo de Expertos Electorales de Latinoamérica (CEELA) está integrado por expertos que fueron
presidentes y magistrados de organismos electorales de América latina, los
cuales no pueden ser tildados de parciales. En la misión se destacan los
siguientes expertos: Nicanor Moscoso Pezo (de Ecuador, director de la misión);
doctora Silvia Cartagena (El Salvador); Guillermo Francisco Reyes González
(Colombia); doctor Gastón Soto (Perú); y el doctor Augusto Aguilar (Honduras).
“De las conclusiones de su exhaustivo informe
extractamos algunos puntos.
“«La
convocatoria a la
Asamblea Nacional Constituyente del 30 de julio estuvo
apegada al ordenamiento constitucional (…) el Consejo Nacional Electoral procedió
a realizar la organización y planificación de la elección de los
constituyentes, en cumplimiento de su función constitucional y legal; el
proceso electoral (…) cumplió
con los estándares internacionales y la legislación nacional, y se llevó a cabo
en forma satisfactoria».
“«El
proceso de elección de constituyentes se realizó de manera exitosa en cuanto a
los niveles de participación y al civismo durante la jornada electoral, y (…) la voluntad de los ciudadanos,
libremente expresada en las urnas, se ha respetado»; se «ha consolidado y reafirmado el
fortalecimiento de la institucionalidad electoral como sustento del sistema
democrático (…). El
derecho al voto libre y secreto estuvo debidamente garantizado» y «funcionó adecuadamente el mecanismo
de auditoría al escrutinio».
“Y los párrafos más
contundentes: «Desde el punto de
vista técnico-electoral (…) manifestamos
que creemos total y absolutamente en la veracidad de los resultados de la
votación para integrar la
Asamblea Nacional Constituyente, dadas todas las garantías
ofrecidas a lo largo del proceso, especialmente a las auditorías previas a la
jornada electoral, además de la confiabilidad y seguridad que ofrecen tanto la
máquina electoral como el dispositivo de autenticación integral-capta huellas».
“La
verificación de los componentes automatizados que dan soporte a las diferentes
funciones del proceso electoral permitió tener la certeza de que el sistema
electoral venezolano, en especial el sistema automatizado de votación, es
confiable, transparente y seguro y garantiza la inviolabilidad e
invulnerabilidad del sufragio»”, finaliza la cita del veedor uruguayo.
Por su parte, el director general de Smartmatic —la empresa informática que
participó en el comicio—, Antonio Mugica, de manera tardía y como parte de la
campaña sucia, liderada por los Estados Unidos, informó que se manipularos los
resultados y que votó un millón de ciudadanos menos de los computados por el
Poder Electoral.
A partir de esa denuncia, los medios agrandaron la cifra e
informaron que solo habían votado dos o tres millones de personas. Una mentira
engendra otra mentira… y Goebbels queda a la altura de un poroto.
En un excelente artículo escrito por Mario Benedetti en 1985,
titulado “Maniobras y mecanismos de la desinformación”, recuerda que poco antes
de cumplirse el 40º aniversario de los bombardeos atómicos de Hiroshima y
Nagasaki, se realizó una encuesta en la que se preguntaba a estudiantes
japoneses “¿quién arrojó la bomba atómica sobre Hiroshima?”
La gran mayoría de los niños respondió: “los rusos”.