“CONTRA LA OPRESION SIEMPRE HAY RESISTENCIA”

Gino Bartali
Por Ester Stekelberg
stekelberg@gmail.com
"Contratapa", columna de opinión emitida en "Hipótesis" el sábado 21 de abril de 2018.




Hablábamos y homenajeábamos en Hipótesis el sábado pasado a los héroes del levantamiento del gueto de Varsovia cuando se cumplían 75 años de esa gesta heroica. Hace 10 años, cuando se conmemoraron los 65, descendientes de resistentes judíos contra el nazismo, escribían esto que vamos a leer, escuche (como siempre decimos, escuche con las orejas, con la razón y con el corazón)
"Contra la opresión siempre hay resistencia"
“Las hijas e hijos de Marek Edelman, de Henri Curiel, de Schmerke Kaczerginski, de Lucien David Fayman, de Jacov Stambul, de Dvoira Vainberg… A 65 años del levantamiento del gueto de Varsovia, rendimos homenaje a todos aquellos, modestos héroes y heroínas , que ofrecieron sus vidas en una batalla contra un poderoso ejército que tenía bajo su control a prácticamente toda Europa. Contra la opresión, siempre hay resistencia: contra el nazismo en Francia, en Vilna, en la Alemania misma y, años después, en Egipto y en Argelia contra el poder colonial, así como lo hubo en Sudáfrica contra el apartheid. Lo mismo ocurre en estos días: los mascarones cambian pero siempre es el mismo combate. Nosotros, hijas e hijos de los resistentes contra el nazismo, reafirmamos nuestro apoyo a la resistencia palestina, ya que el poder sionista en Israel ha usurpado nuestro nombre colectivo (judíos), para en nuestro nombre, dicen ellos, llevar a cabo una feroz política de represión y de segregación.
El homenaje a nuestros padres, mártires ó sobrevivientes, es acordar en un homenaje a los resistentes del pueblo palestino cuyos derechos fundamentales, humanos y nacionales, son burlados cotidianamente a lo largo de 60 años.
·       Liliana Cordova Kaczerginski, hija de Schmerke Kaczerginski, quien participó en el gueto de Vilna en 1941, de la creación de F.P.O., Fareinigte Partizaner Organizatie (Organización Unificada de Partisanos). Después de escaparse del gueto por las alcantarillas, combatió en las filas de la Guerrilla Lituana en Bielorrusia, bajo comandancia soviética; participó en la explosión de 50 trenes del ejército nazi; falleció en Argentina.
·       Sonia Fayman, hija de Lucien David Fayman, miembro de la Sexta, red de Resistencia de los Exploradores Judíos de Francia, (refugio de los niños) y de la red Buckmaster, (con acciones armadas contra la ocupación nazi), capturado por la Gestapo en Toulouse, torturado, hecho prisionero en Fresnes y luego en Compiêgne. Deportado a Buchenwald, Dora y  Hartzungen, hasta la liberación. Consagró su tiempo de jubilación a honrar a los valientes que dieron refugio a los niños poniendo en peligro sus vidas. Murió en 2007.
·       Pierre Stambul, hijo de Jacov Stambul (de Besaravia), miembro de la MOI y del grupo Manouchian (‘triángulo’ de Boczor). Arrestado en noviembre de 1943. Torturado por la policía francesa (simulacro de ejecución). Deportado a Buchenwald, liberado en mayo de 1945. Fallecido en 1989. E hijo de Dvoira Vainberg, (Besaravia), miembro de la MOI en París, fallecida en 1997.

Hasta aquí el texto, profundo texto de las y los hijos de resistentes.

La resistencia es nuestro tema y es una convicción. Como escribiera el sobreviviente y resistente Primo Levy en su libro Los hundidos y los salvados: “No es lícito olvidar, no es lícito callar” y esta contra que se hace con pasión, hoy comparte una muy particular, la de nuestro compañero de Hipótesis y amigo, Fernando Re, Luca, por el ciclismo, por las bicicletas que adora y por las que nos hizo conocer esta historia de resistentes. Historia que vamos a contar. Gracias Luca.

Gino Bartali fue un ciclista italiano, vencedor de dos Tours (de Francia) y tres Giros (de Italia). Nació cerca de Florencia en 1914. Como narra Henrique Mariño, “…primero aprendió a caminar y al poco tiempo, a montar en bicicleta” y sigue el relato: “Tenía 15 años y pronto engrosaría las filas de la Società Sportiva Aquila, el club de su pueblo” (…) En otro párrafo de la nota, el periodista explica: “El sustrato católico de la sociedad posibilitó que los italianos percibiesen la Solución Final como algo negativo, por lo que Eichmann tuvo que acelerar las deportaciones de judíos a través de las líneas ferroviarias” (…) “… y esa condición de creyente, precisamente, inoculó a Bartali (llamado el beato escalador) un gran sentido de la justicia”. En efecto, decimos, Gino Bartali tuvo una historia personal que se mantuvo oculta y recién salió a la luz, después de su muerte.

Para aquellas y aquellos que aman al ciclismo y a sus grandes campeones, Bartoli fue uno de los corredores más estimados en la historia del deporte con numerosos títulos, como decíamos al comienzo de estos párrafos, una carrera deportiva que la Segunda Guerra mundial, pararía en seco.

Pero había algo más. Gino Bartali era antifascista. ¡Antifascista confeso!. En 1938 cuando gana el Tour de France, no sólo que se niega rotundamente a dedicar el triunfo a Benito Mussolini, sino que decide insultarlo. Y así lo hace en el momento de recibir el premio.  

Esta actitud va a ser vista con buenos ojos por el cardenal de Florencia, Ellia Dalla Costa, quien toma contacto inmediatamente con el corredor y le propone integrar una red secreta de ayuda a los judíos y otros perseguidos del nazismo. El campeón acepta sin dudarlo y es así como comienza el gran desafío de su vida. El grupo de resistencia le inventa un rol único: el de un corredor ciclista que se entrena para una gran carrera. Será un entrenamiento durísimo que va a exigirle recorrer grandes distancias, bajar los tiempos, progresar. Quien va a imaginar que en las rutas italianas, el gran deportista en realidad transporta fotografías, documentos de identidad falsos, la prensa resistente hacia las imprentas clandestinas.

Sin embargo, a fuerza de idas y vueltas, las autoridades comienzan a sospechar. Lo arrestarán muchas veces. El no ofrecerá resistencia, al contrario, se va a mostrar cooperante. Con una única condición: que no le toquen la bicicleta, perfectamente calibrada para alcanzar las velocidades más performantes. Nadie lo sabe, nadie lo imagina, Bartali esconde los documentos secretos en el manubrio y en el cuadrante de su bici. Pero va a ir más lejos aún, cuando el campeón decide enganchar un pequeño tráiler a la bicicleta. Oficialmente podrá transportar lo que él necesite para sus entrenamientos. La realidad es que en un compartimento secreto, lleva perseguidos del nazismo hacia la libertad.

Cuenta la historia que el ciclista Gino Bartali, resistente, salvó a --por lo menos-- 800 judíos de la muerte.

Cuenta la historia que esta historia vio la luz, después de la muerte de Gino Bartali, resistente ya que al transmitírsela a su hijo, le exigió que jamás la develara porque  –textual—“quiero que me recuerden por mis logros deportivos. Los verdaderos héroes son los otros, los que sufren (…) ellos son los verdaderos héroes. Yo soy sólo un ciclista”

Gino Bartali murió el 5 de mayo de 2000 en Ponte a Emma, el pueblo que lo vio nacer.

“Contra la opresión, siempre hay resistencia”