EL PAPA FRANCISCO EN LOS ESTADOS UNIDOS

Por Miguel Angel Ferrari
miguelferrari@gmail.com

El Papa Francisco ha producido un verdadero milagro: muchos creyentes que en su momento se hallaban muy cómodos con el Consenso de Washington y las “relaciones carnales”, se muerden los labios para no hablar mal de él; en tanto que no pocos ateos y agnósticos que rechazan el neoliberalismo, experimentan una extraña sensación de acercamiento al jefe de la Iglesia Católica, impensable hace poco tiempo atrás.


“Con los Ojos del Sur”, columna de opinión emitida el sábado 26 de setiembre de 2015.


Este fenómeno no se limita exclusivamente al plano sensible o emocional. El teórico marxista cubano Fernando Martínez Heredia, en su libro “En el horno de los noventa”, señala autocríticamente refiriéndose a Cuba: “no se integró una visión marxista de los hechos religiosos en función de y regida por una formación teórica y unas prácticas revolucionarias radicalmente anticapitalistas. Esa integración le hubiera dado a los socialistas (Martínez Heredia se refiere a los verdaderos socialistas) sensibilidad e intuiciones —que son fundamentales para abrir campo a nuevos conocimientos sociales— y les hubiera permitido aprovechar los instrumentos científicos de Marx para entender como nadie a la fe religiosa y darle su lugar en la lucha anticapitalista. Esto es, tener una política propia y revolucionaria. Sin ella, la fe y las prácticas religiosas resultaron víctimas de la animadversión y asociadas en bloque al capitalismo”.

Es, desde la verdadera contradicción principal: defensa o condena a una sociedad injusta, que se debe analizar el papel fundamental que en estos momentos está jugando el Papa Francisco.

Escuchemos este breve editado de su intervención ante la Asamblea General de las Naciones Unidas en Nueva York…

 Audio con la voz del Papa Francisco

Estos breves fragmentos del mensaje del Papa Francisco ante la Asamblea General de las Naciones Unidas, son solo una pequeña muestra de una nueva mirada vaticana en estos tiempos de terrorismo de Estado, de guerras imperiales, de depredación de la Madre Tierra, de voraz acumulación por desposesión, de buitres y halcones.

Cuando —como escuchamos en este editado— el Papa exhorta a “la no sumisión asfixiante… a sistemas crediticios, que lejos de promover el progreso someten a las poblaciones a mecanismos de mayor pobreza, exclusión y dependencia”, está marcando claramente a los responsables principales de la globalización de la miseria y la concentración de las riquezas.

La severa crítica al funcionamiento de las Naciones Unidas y el llamado al sincero respeto por la Carta de la ONU, son un enorme toque de atención a la ininterrumpida manipulación operada por los gobiernos del llamado Primer Mundo.

En este punto, no se puede menos que pensar en las innumerables violaciones a las resoluciones de este alto organismo internacional, en las que incurre sistemáticamente el Estado de Israel con la complicidad de su socio estadounidense.

Otro de los pasajes sustanciales del mensaje papal, es el que tiene que ver con las armas nucleares. Francisco señala textualmente: “hay que empeñarse por un mundo sin armas nucleares, aplicando plenamente el Tratado de No Proliferación en la letra y en el espíritu, hacia una total prohibición de estos instrumentos”.

En este punto, el Papa alude —sin nombrarlo— al artículo 6º del mencionado tratado, que explícitamente puntualiza: “Cada parte en el Tratado se compromete a celebrar negociaciones de buena fe sobre medidas eficaces relativas a la cesación de la carrera de armamentos nucleares en fecha cercana y al desarme nuclear, y sobre un tratado de desarme general y completo bajo estricto y eficaz control internacional”.

El artículo 6º habla de avanzar en el desarme nuclear en fecha cercana. Debemos recordar que dicho tratado se abrió a la firma de los estados el 1º de julio de 1968… hace más de 47 años…!

Los estados que obligan a terceros estados a no poseer armas nucleares, no tienen ninguna autoridad moral, puesto que hace casi medio siglo que incumplen con el mencionado artículo sexto.

Que la Iglesia Católica, en la figura del Papa Francisco, asuma este rol de defensa de los excluidos y de lucha por la paz, se constituye en un enorme paso adelante en la necesaria resistencia a este proceso descivilizatorio que ha emprendido el capitalismo en esta etapa senil.

Etapa senil cuya duración —difícil de pronosticar— dependerá de la conciencia y de la correspondiente lucha de todos los pueblos del mundo.

“El capitalismo mata de muchas maneras. Solo algunas de ellas están penadas por la ley” (Bertolt Brecht).